Cuando tienes un negocio propio, una de las tareas periódicas imprescindibles (sí, entre otras muchas ) es revisar tus líneas de ingresos.
Y sí, estamos hablando estos días de «cartera de productos digitales y servicios».
Pero no solo de crear nuevas ideas vive un negocio.
También es necesario eliminar las líneas de ingresos menos rentables y optimizar las que mejores resultados te estén aportando.
Y necesitas hacer esto precisamente porque tu tiempo y recursos son limitados y no puedes dedicarte a todo.
Una de las líneas de ingresos que te recomiendo investigar es la de actuar como «afiliado», «aliado» o «prescriptor» de productos, servicios y/o formaciones que conoces y en los que confías.
Y ok, en todos los negocios no encaja el marketing de afiliación.
Lo sé.
Aunque merece la pena reflexionar sobre tu caso porque puede convertirse en una línea de ingreso muy interesante, útil para establecer colaboraciones con otros profesionales y perfecta para diversificar tus ingresos y así reducir riesgos.
Pero empecemos por el principio, ¿sabes qué significa ser un afiliado?
El marketing de afiliación es simplemente la colaboración entre una empresa o profesional que vende algo y otro profesional (o empresa, o blogger, o podcaster, o influencer) que actúa como afiliado del primero.
Cuando te conviertes en afiliado ganas una comisión cada vez que una persona compra a través de tu recomendación los productos o servicios que promocionas.
[Esta frase la voy a decir muy cogida con alfileres, después te cuento porqué ]
El marketing de afiliación es debería ser un escenario de beneficio mutuo para todos los involucrados: win-win-win.
El profesional dueño de los productos gana porque amplía de manera asequible su alcance a través de sus afiliados, aumenta sus ingresos y su base de clientes.
El afiliado gana porque genera ingresos por compartir recursos útiles con su audiencia.
El cliente gana porque descubre algo nuevo útil para su vida o su negocio y porque es algo que viene filtrado y recomendado por el criterio de alguien en quien confía.
Así que si tienes un negocio propio, un blog, un podcast o una audiencia fiel en alguna red social, podrías plantearte incorporar este canal de ingresos en tu proyecto.
Te dejo 3 consejos a tener en cuenta para conseguir ese win-win-win que te comentaba antes
Escoge tus colaboraciones con mimo.
Y sin duda éste es el mejor consejo que puedo darte porque es el fallo más gordo que cometen muchos emprendedores.
Conviértete en afiliado ÚNICAMENTE de los productos y servicios que recomendarías sin ninguna duda a tu mejor amigo o a tu hermana.
No te dejes llevar por la ilusión de cobrar una comisión, porque no hay nada más caro que perder la confianza de tu audiencia y clientes.
El mejor modo de escoger qué productos o servicios afiliar es echar un vistazo a tu vida personal y profesional y:
- Recomendar productos que usas y que te encantan.
- Colaborar con profesionales en los que confías y sabes que hacen un gran trabajo.
- Promocionar las formaciones que conoces, que quizás tú hayas cursado ya, y que sabes que serán útiles para tu audiencia.
La afiliación (bien hecha) no es un ingreso pasivo.
Y te digo esto porque quizás lo hayas oído con frecuencia y no, la afiliación es una colaboración como otra cualquiera que requiere de trabajo por tu parte para aportar un valor real.
Porque de nada sirve poner un link de afiliado en tu web así sin más.
¿Qué valor añadido estarías aportando como intermediario?
Piensa cómo facilitarle las cosas a tu audiencia, qué posibles dudas pueden tener o qué trucos o recursos extra puedes aportarles. Por ejemplo…
Creando un tutorial o review sobre el producto/herramienta que estás recomendando.
Explicando cómo dar los primeros pasos.
Haciendo una comparativa con otros productos similares.
Compartiendo tus propios resultados con la herramienta / producto / servicio.
Son solo algunas ideas que, desde luego, no tienen nada de pasivas
Piensa (siempre) a largo plazo.
En mi tierra hay un refrán que dice «pan para hoy, hambre para mañana», e ilustra bastante bien lo que quiero transmitirte con este consejo
Piensa a largo plazo cada estrategia que pongas en marcha en tu proyecto.
Piensa en la reputación de tu negocio, en la imagen de tu marca, en la filosofía que quieres transmitir, y mímala por encima de todo.
Si algo no cuadra con esa visión a futuro, no lo hagas.
Piensa también en el profesional dueño del producto o servicio que estás pensando afiliar. Y piensa en una relación a largo plazo con él/ella.
No lo «uses» sin más.
Es alguien como tú, con sus preocupaciones, sus altibajos y con (seguramente) mucho esfuerzo puesto hasta parir ese producto que ahora está en tu punto de mira.
Respétalo.
Además de ahí puede surgir una amistad profesional que perdure y que sea un apoyo más valioso que un simple intercambio de dinero.
Y, por supuesto, piensa en tu cliente a largo plazo.
Si trabajas bien y lo cuidas tendrás algo vital en todo negocio = una persona que confía en ti, que te compra o contrata con recurrencia, que te recomienda a otros y que te agradece el valor que le aportas.
Hay mucho más detrás de un trabajo como afiliado, pero si sigues estos tres consejos ya tendrás camino avanzado para ese win-win-win.
Te lo aseguro
Y tú, ¿has probado ya el marketing de afiliación?
Si no es así ¿te planteas ponerlo en marcha en breve?
Cuéntame, me apetece mucho esta conversación.