Ya no somos lo que éramos… ¿verdad? Ahora sabemos más, tenemos más experiencia, y no podemos seguir operando con esos patrones del pasado. No podemos dejar que esas experiencias sigan controlando nuestro presente y condicionándonos el futuro.
Los miedos, nuestras imperfecciones, nuestras dudas, la incertidumbre, la sensación de sentirnos defectuosos o el miedo de no ser suficientes, son algo que en mayor o menor medida todos sentimos, pero eso no es motivo para sentirse menos y dejar que ese saboteador interior que aparece en nuestra vida cada vez que aspiramos a algo más siga robándonos oportunidades y media vida.
Llega un momento en el que es hora de aparcar la inmadurez emocional del pasado, y salir a enfrentarnos de cara con ese saboteador, de frente, valientes, con la determinación de quien ya no tiene nada que perder y todo que ganar. En verdad no estamos ante peligros reales como nos quiere hacer pensar el saboteador, como nuestra primitiva mente nos hace sentir. Tan solo son pensamientos sostenidos en supuestos resultados y expectativas negativas, no en realidades.
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Por eso, cada vez que el saboteador aparece, la vida te está poniendo a prueba, o más bien la vida te está dando la oportunidad de superarte; te pregunta si vas a huir o te vas a enfrentar a esas mentiras.
Tan sólo has de saber una cosa: tienes que atreverte a fracasar. Si tienes miedo del qué dirán, de la crítica, miedo al fracaso, al rechazo, a la decepción, mejor no empieces porque son los peajes por los que tendrás que pasar. Todos ellos son parientes cercanos del saboteador.
Por eso, ese sueño, eso a la que aspiras, eso que deseas cambiar o lograr, debe ser lo suficientemente importante e ilusionante. O porque ya duele demasiado permanecer donde estás y realmente quieres salir de ahí.
Espero que este vídeo que acabo de publicar en mi canal de Youtube te venga genial para esta semana.
Un fortísimo abrazo.