la velocidad a la que se suceden los acontecimientos es posible que dentro de unos años, cuando visitemos con nuestros nietos el Museo de Historia Natural, encontremos cuidadosamente expuesto en sus vitrinas un “contrato
laboral fijo”, posiblemente situado entre los restos de Atapuerca y el esqueleto incompleto de algún dinosaurio. Es posible también que tengamos que explicarle a nuestros nietos qué fue eso de un “contrato fijo” porque les
sonará vagamente, de la misma forma que a ti te suena la prehistoria.
El único contrato válido es el que se establece internamente con uno mismo. Todo parece indicar que el mercado laboral va a cambiar profundamente su manera de funcionar en los próximos años, tanto que más que una
transformación, muchos pensamos que se trata de una revolución y de un cambio de paradigma.
Y dentro de ese nuevo paradigma, emprender será la opción más deseada, algunos por convicción y otros porque será la única forma que tendrán de ganarse la vida.