Justo cuando acababa de terminar sus estudios a los 19 años, Katharina Preissler se queda embarazada y más tarde, 2 meses después de haber tenido a su hija Sophia, su pareja y padre de la niña la abandona.
Preissler y la pequeña estuvieron viviendo de la ayuda parental del estado: «Disponíamos de 550 euros para todo el mes», asegura la austriaca, recordando lo que probablemente fue su época más difícil hasta el momento.
Cuando la echaron del piso donde vivía, la ahora influencer reconoció que esa no era la vida que quería para su hija. De eso hace ya 3 años y desde entonces, la vida de Preissler ha cambiado radicalmente.
Esta joven de 23 años ha creado su propio negocio de la nada trabajando en el marketing de redes sociales.
TikTok lo ha hecho posible
Durante su embarazo, Preissler se abrió una cuenta en Tiktok y su primer vídeo se volvió viral en la plataforma. En él, se la ve girando sobre su propio eje con su barriguita mientras suena la balada pop de Beyoncé, Halo.
De buenas a primeras, el vídeo obtuvo 260.000 visualizaciones, según asegura Preissler. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de enfocar su carrera profesional en el mundo influencer. Si había conseguido volverse viral, podía volver a hacerlo.
Katharina Preissler se hizo un hueco en las redes sociales, compartiendo a lo largo de los meses su embarazo y más tarde su vida como madre joven —incluida su mudanza en 2019, aunque ocultara que no es por voluntad propia—. Se basó en una estrategia de mostrar solo cosas positivas, consiguiendo así crear un «un mundo ideal», como ella misma lo describe.
En aquel momento, Preissleer tenía el objetivo de ganarse un nombre y hacerse un hueco en el competitivo mundo de los influencers para poder ganar dinero a través de las redes sociales, aunque todo el mundo intentaba disuadirla de que no se podía vivir de ello, según explica a Business Insider. «Pero sabía que quería probarlo».
Por aquel entonces, todavía admiraba a personajes como Farina Opoku, alias Novalanalove. Sobre todo, le impresionaba el lujoso estilo de vida que tenían.
«Se maquillaban y se vestían de forma increíble; siempre estaban en la peluquería y yo me cortaba el pelo cada pocos meses por 10 euros porque era lo único que podía permitirme», asegura Preissler. «Me dije: yo también quiero tener eso».
Ha tenido un desarrollo sistemático de sus perfiles y canales
Cuando Preissler empezó a investigar, se fijó en otros perfiles para aprender de ellos. «Empecé a hacer coaching online y a leer mucho sobre marketing», explica la joven. Cuando su hija aún era un bebé, los ratos que dormía los aprovechaba para aprender y seguir produciendo contenido para sus redes.
La influencer ha sido sistemática desde el principio para poder crecer: por ejemplo, utilizó un método de eficacia probada para averiguar qué tipo de contenidos funcionan especialmente bien. Publicaba 3 vídeos estilísticamente similares pero con contenidos diferentes. A continuación, comprobaba qué vídeo funcionaba especialmente bien y publicaba más posts relacionados con él.
Stephan Schilling, experto en influencers, trabaja en We Are Era desde hace casi 8 años. La empresa de medios de comunicación afirma que se ocupa de más de 1.500 creadores de contenido y artistas en toda Europa.
El experto asegura que no conoce a ningún creador de éxito que haya creado su cuenta con el objetivo de ganar mucho dinero. De hecho, la mayoría de las historias de los creadores más populares son diferentes a la que tiene Preissler.
Muchas de las cuentas que tienen millones de seguidores empezaron creando contenido como un pasatiempo y más tarde convirtieron las redes sociales en su principal trabajo. La mayoría de ellos empiezan su carrera mientras estudian o trabajan, sin presiones económicas. Schilling opina que «si quieres triunfar, no debes tener el dinero y los negocios como motivación».
Pero a Preissler le funcionó.
Hoy, con la cuenta de @Jummymum_official, la joven de 23 años tiene más de 200.000 seguidores en TikTok y más de 40.000 en Instagram mientras gana entre 3.000 y 8.000 euros al mes. Business Insider ha comprobado estas cifras con los datos aportados por Preissler.
Sin embargo, es probable que la influencer también tenga que agradecérselo a su perspicacia para los negocios: mientras que las personas influyentes suelen obtener la mayor parte de su dinero de colaboraciones publicitarias, la joven tiene una posición más amplia y ha aprendido a aprovechar su alcance de otras maneras.
Sus primeros grandes beneficios llegaron con su propia marca
En el verano de 2020, Preissler decidió abrir su propia tienda online. En aquel entonces, 60.000 usuarios ya la seguían en Tiktok. Fue su hermano quien la animó a transformar su alcance en las redes sociales en un negocio: «Me dijo que hiciese algo y lo registrase como una empresa». Preissler siguió el consejo: «Fui a la oficina de comercio temblando de verdad», dice echando la vista atrás.
Al principio, la tienda online, donde vendía adornos y joyas hechas a mano, en colaboración con pequeños fabricantes de su barrio, solo la anunciaba a través de sus canales por redes sociales. El concepto fue un éxito. «De la noche a la mañana tenía 5.000 euros en mi cuenta procedentes de pedidos», cuenta Preissler.
Durante un tiempo, la joven ha estado teniendo buenos ingresos de esta manera. Pero al mismo tiempo que recibía cada vez más solicitudes de colaboración para sus cuentas, la tienda le ocupaba cada vez más tiempo. Así que en abril de 2021 decidió vender la tienda online, sin embargo, negoció una participación del 10% en las ventas. «Así es como conseguí generar ingresos pasivos», explica.
Pero el nuevo propietario de la tienda no consiguió gestionar el gran número de pedidos, afirma Preissler, y poco a poco empezaron a llegarle quejas. En aquella época, la influencer tenía que explicar periódicamente que ya no trabajaba en la tienda, la cual finalmente cerró.
Durante ese breve periodo, su imagen se resintió mucho.
Convirtió el marketing de las redes sociales en su negocio
A principios de 2022, Preissler descubrió otra rama del marketing en redes sociales: el contenido generado por el usuario, o UGC por sus siglas en inglés.
Los creadores crean varios clips en nombre de una marca en los que muestran y promocionan un producto, muy similar a las conocidas historias de influencers. Sin embargo, los vídeos no se publican a través de la cuenta del creador, sino directamente por la marca.
Los rostros de los creadores son a menudo desconocidos. Así que las marcas también aprovechan el efecto que tienen las recomendaciones aparentemente personales, intentando parecer más auténticos. Al mismo tiempo, esto suele ser más barato que pagar a grandes influyentes para que el producto se anuncie en sus propios canales
Preissler asegura (y Business Insider corrobora) que durante un tiempo estuvo ganando hasta 6.000 euros al mes con el desarrollo de esta modalidad de marketing.
En ese momento, dice, se dio cuenta de que lo que hacía gustaba, incluso en los canales de otras personas. «Algunos de mis vídeos promocionales tenían medio millón de visitas», asegura la joven.