La pandemia de coronavirus ha traído consigo un cambio cultural en la flexibilidad laboral y de los espacios de trabajo. Los espacios flexibles resuelven la dicotomía entre trabajo presencial y remoto y plantea una alternativa a las oficinas tradicionales, ya que ofrecen lo mejor de los dos mundos, tanto para los trabajadores como para las empresas.
Utilizar estos espacios resuelve la falta de socialización que provoca el trabajo remoto, mejora la conciliación laboral, reduce costes, permite la deslocalización de equipos y ofrece una respuesta eficaz a las necesidades de las empresas.
Según diferentes estudios, España es el cuarto país del mundo con casi 1.000 oficinas flexibles, detrás de Estados Unidos, India y Reino Unido. Tal y como asegura el Estudio de Crecimiento Global del Coworking 2020, se prevé alcanzar casi los 20.000 espacios este año y superar los 40.000 en el 2024.
Antes y después del Covid
Antes de la pandemia de la Covid19, la demanda de espacios de trabajo descentralizados y digitales impulsó la creación de oficinas flexibles como la solución ideal para muchas empresas, que desde hacía tiempo veían en los terceros espacios oportunidades de innovación y colaboración.
Con una estructura polivalente, versátil y gracias a una infraestructura robusta que permite el desarrollo de cualquier actividad, estos centros ofrecen hoy la alternativa perfecta a oficinas que no pueden asegurar la distancia de seguridad entre sus trabajadores.
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Cambio de modelo
Alquilar espacios durante largos periodos de tiempo, pagar altos costes por los suministros y mantener una gran concentración de empleados ya no es la única ni mejor alternativa para las empresas. Hoy, la posibilidad de trabajar en un espacio flexible con todos los servicios incluidos y sin la necesidad de someterse a largos compromisos de permanencia, lleva a muchas empresas a optar por este modelo que, además, favorece la colaboración y la innovación al rodearse de distintas organizaciones.
También ha cambiado la perspectiva laboral. Si hace meses algunos trabajadores demandaban la oportunidad de trabajar desde casa, la pandemia les ha hecho ser conscientes del papel que las relaciones personales y sociales juegan en la jornada laboral. Porque tal y como indica el estudio sobre la Ley del Teletrabajo realizado por Actiu, para un 77% de los encuestados la parte más negativa es la pérdida de la socialización y de las relaciones personales.
“Aunque la mayoría de nuestros clientes ya eran empresas antes de la llegada de la Covid-19, en Utopicus hemos experimentado un notable aumento de demanda por una mayor flexibilidad”, señala su CEO, Rafa de Ramón. “Este cambio de modelo -añade- plantea la necesidad de rediseñar estos espacios, teniendo en cuenta la rotación continua de los trabajadores y la incorporación de un modelo híbrido y deslocalizado, que combina trabajo presencial y a distancia”.
Adaptados al coronavirus
Para ofrecer una alternativa de calidad al home office y a las oficinas tradicionales, los espacios flexibles se presentan como soluciones para los trabajadores de las empresas que están readaptando o cambiando sus sedes. Con el objetivo de situar el bienestar de los profesionales en el centro, estos espacios se han convertido en lugares seguros para trabajar puesto que incorporan los máximos estándares de salud e higiene.
Esta reestructuración supone cambios en su distribución, densidad y diseño y también una nueva oferta, adaptada al nuevo perfil de usuario, con contratos más flexibles, precios más bajos, y espacios más privados, compartimentados y seguros. Además de acelerar su transformación digital, con aplicaciones de reserva de puestos de trabajo, tecnologías touchless, comandos de voz y espacios de colaboración virtuales entre empresas y trabajadores.
“La exigencia de una mayor flexibilidad ha acelerado una digitalización que nos hace mucho más eficientes”, apunta Rafa de Ramón. “Estamos trabajando -añade- en una nueva interpretación del concepto de ‘metro cuadrado útil’, no sólo desde el punto de vista inmobiliario, sino también desde un análisis sobre la utilidad real de la superficie que el trabajador utiliza y de cómo ésta repercute en la mejora de la empresa, tanto a nivel de atracción de talento, como de incremento de la eficiencia en el trabajo o de aumento del bienestar de los empleados”.
Laboratorios del puesto de trabajo
En esta redefinición y con un escenario cambiante e incierto, el mobiliario polivalente y ergonómico certificado aparece como una herramienta que facilita la colaboración, socialización, aprendizaje, privacidad y garantiza la seguridad y el bienestar de los usuarios. “En este momento -afirma Soledat Berbegal, consejera y directora de marca de Actiu- los espacios flexibles están contribuyendo a evolucionar la cultura del trabajo híbrida, presencial y online, en espacios de cocreación que aúnan las ventajas del equipamiento ergonómico certificado y la posibilidad de socialización de la oficina con la flexibilidad del home office.
Asimismo, según muestra el estudio realizado, los españoles apuestan en esta segunda ola de Covid-19 por una forma de trabajo semipresencial, ya que necesitan de las relaciones personales. Una forma de trabajo flexible que requiere espacios de trabajo confortables, funcionales y bien equipados dada la cantidad de tiempo que se usan, como así lo demuestran, el 86% de los encuestados. El espacio coworking está concebido como un lugar seguro, eficiente y homologado en temas de organización, tecnología, ergonomía y salud”.
Además de las ventajas laborales, económicas y empresariales que aportan, los espacios flexibles serán actores principales de la transformación social y ecológica de la ciudad, limitando los desplazamientos y reduciendo las emisiones de CO2 gracias a sus ubicaciones céntricas y cerca de los hogares de los empleados.