Pese al «boom» (quizás salido de madre) protagonizado por los influencers en el transcurso de los últimos, los creadores que se ganan las habichuelas generando contenido en YouTube, Instagram, TikTok y otras redes sociales cargan sobre sus espaldas con no pocos desafíos. Su negocio está, al fin y al cabo, inevitablemente a expensas de los algoritmos eternamente cambiantes de las veleidosas plataformas 2.0. Además, tienen que generar necesariamente múltiples piezas de contenido cada día para embolsarse ingresos que solo son realmente millonarios para unos pocos privilegiados y son más bien parvos para la inmensa mayoría.
Quizás por esta razón están emergiendo nuevas redes sociales como Substack, Gumroad y Kajabi que permiten a los influencers conectar de manera directa con sus fans y ganar también dinero gracias a ellos (sin que haya intermediarios de por medio).
- 8 inspiradoras historias de superación para animarte a montar tu negocio
- El influencer marketing alcanzará los 24.000 millones de dólares en 2025
- Isabel Salazar (Podimo): “No hemos llegado a la madurez del pódcast en España”
- El calendario de marketing 2025 que puede potenciar tu estrategia
- Tendencias visuales 2025: un viaje entre la tecnología, la nostalgia y la naturaleza
- Las tendencias que transformarán el comercio electrónico B2B en 2025
- Lista Emprendedores: las mejores startups de software de 2024
- 5 negocios que nadie vio venir
- 5 tendencias que echarán brotes verdes en el «jardín» de las redes sociales en 2025
- 11 franquicias españolas con gran presencia internacional
- Carmencita: más de un siglo en nuestra cocina y en plena forma
- IA: herramientas de andar por casa para ser más productivos
- 4 ideas de negocio para la nueva economía
- Cuando el emprendimiento requiere apoyos adicionales
- Emprendedores en serie: ¿por qué vuelven a emprender en lugar de vivir de las rentas?
Esta realidad de nueva hornada en el universo de los influencers ha inspirado un estudio emprendido por Mighty Networks en colaboración con Nonfiction Research y Bodaciuos Strategy Studio que coloca bajo la lupa el peculio de los creadores de contenido.
Y la conclusión es que el dinero que los prescriptores ingresan en sus arcas no está exento de sacrificios. De hecho, muchos influencers terminan viendo lacerada su salud mental por la presión para caer invariablemente en gracia a los caprichosos algoritmos de las redes sociales.
Hay un nuevo tipo de influencer que, sin renunciar a Instagram y compañía, no quiere ser esclavo de estas plataformas
Sin embargo, se está gestando también un nuevo tipo de influencer que no suda la gota gorda cada vez que Instagram se cae durante varias horas. Esta nueva clase de prescriptor sigue apoyándose en las grandes redes sociales para levantar los cimientos de su audiencia, pero depende menos de ellas y están fijando la mirada en comunidades nicho apalancadas en una única plataforma, donde el crecimiento y la rentabilidad no están 100% bajo el yugo de la economía de escala.
La nueva estirpe de creadores independientes que asoma ya en el horizonte no da plantón de manera definitiva a Instagram y otras redes sociales tradicionales, sino que dirige también su mirada a plataformas como Substack y Gumroad donde pueden permitirse el lujo de ser propietarios de sus propios contenidos mediante suscripciones, membresías y propinas. De hecho, el 57% de los creadores consultados en su informe por Mighty Networks contemplan las funcionalidades que les procuran ingresos directos como las suscripciones como absolutamente cruciales para su porvenir en el plano financiero en las plataformas 2.0.
Los creadores independientes aspiran asimismo a centralizar su contenido en una única plataforma que mediante eventos, suscripciones, membresías y otras fórmulas les permita ser dueños únicos de las relaciones con sus fans y seguidores. Y en este nuevo modelo las grandes redes sociales ejercen de mero suporte, no de todopoderosos señores feudales.
La investigación de Mighty Networks concluye que para ganar 1.000 dólares al mes los influencers necesitan 229 suscriptores en Substack, 224 mecenas en Patreon, 100.000 «followers» en Instagram o 2 millones de visualizaciones cada mes en YouTube.
Más «followers» no siempre se traducen en más dinero
A luz de esta simple parece claro que cuando los influencers se fijan como meta tener a su vera audiencias mucho más especializadas, estas están también más predispuestas a rascarse el bolsillo para acceder a contenido directamente emparentado con una pasión (aquella que azuzan los propios creadores).
Por esta razón a los creadores independientes les interesa crear pequeños «hubs» donde quienes allí recalan pueden reunirse y comunicarse de verdad y no tanto grandes comunidades donde quienes allí se dejan caer se limitan a hacer clic de vez en cuando en el botón «me gusta».
Mediante las suscripciones y las membresías este tipo de influencers brindan a sus fans contenido exclusivo y formas de interacción realmente genuina que redundan en la unión de la comunidad.
En este entorno los creadores no tienen tanta presión a la hora de generar contenido toda costa (y de cualquier forma) y pueden trabajar de manera más independiente.
Mientras en las grandes redes sociales los prescriptores publican contenido entre cinco y siete veces al día a fin de generar suficientes ingresos, en las plataformas 2.0 más pequeñas pueden embolsarse alrededor 1.000 dólares al mes publicando contenido solo dos o tres veces a la semana.
Parece evidente que mucho más fácil alcanzar el éxito cuando los influencers se dirigen a un grupo más pequeño de seguidores. Puede que en el futuro los creadores más exitosos no sean los que más «followers» acumulen sino quienes tengan seguidores de más calidad (y estén dispuestos también a abrir de par en par la cartera).