Quería desde hace un tiempo generar un contenido que me conectase directamente con el corazón del lector.
Creo que ese contenido ha llegado justo de la manera que menos esperaba: en formato vídeo entrevista profesional (o todo lo profesional que hemos podido).
Una entrevista donde me desnudo mental y emocionalmente para el lector y dejo ver cómo funciona mi mente, tanto a nivel de negocios como a nivel personal.
Arriba te dejo con la introducción a este contenido en audio de voz y justo debajo te dejo la entrevista.
La mejor entrevista que me han hecho hasta ahora. Obra del artista, genio y artesano de los negocios Jaime Sempere, uno de mis mejores amigos y un romántico creador de sueños inalcanzables.
Los negocios digitales y lo fácil que acabarán contigo
Voy a tocar algunos temas dentro de esta parte del contenido en texto sobre los que me gustaría aportar mi punto de vista, basado en mi experiencia emprendiendo 24/7 durante ya 7 años en Internet (el tiempo que tiene este blog).
El primer punto por el que quiero empezar es éste. Hay una verdad incómoda que nadie te dice cuando empiezas en esto:
¿Quieres tener éxito en Internet y ser un gran emprendedor digital? Bien, pues eso te machacará.
Si alcanzas un cierto nivel de éxito no te saldrá barato.
Si no te machaca muy probablemente es porque no estás consiguiendo éxito alguno o no te estés esforzando lo suficiente (esas son dos caras de una misma moneda).
Crecer en el mundo digital normalmente implica «crecer rápido», porque las reglas de este mundo son muy diferentes a las del mundo 1.0 o analógico (o lo que es lo mismo, el mundo no digital, en el que nacemos).
Un patrón común en los emprendedores de éxito es que crecen relativamente rápido.
Crecer rápido implica que tienes poco tiempo para desarrollarte mentalmente.
Tienes poco tiempo para aprender a gestionar todas las consecuencias que derivan de ese rápido crecimiento.
El «éxito» o lo que comúnmente llamamos «éxito» se corresponde con la aceptación positiva por parte del mercado de nuestros productos o servicios, lo cual se traduce instantáneamente en dinero.
Aunque incluso dentro del mundo de los negocios esto es una verdad relativa; una correcta conciliación profesional – personal o un elevado ratio de (muchos) ingresos/por (pocas) horas trabajadas también son KPIs de éxito.
En mi caso personal, creo recordar que en el año 2016 facturé cerca de 30.000 euros, casi todo generado con nichos y este mismo blog.
Consideraba que me iba bien hasta que en 2017 lancé mi curso DTV (Dispara Tus Visitas) y pasé de los 30 mil del año anterior a más de 150.000 euros, ese mismo año.
Un incremento de x4 de un año para otro, en aquel momento era algo para lo que yo no estaba preparado… ¿y qué pasó?…
Pues lo que pasa siempre que le das dinero a una persona que no está preparada para recibirlo: el dinero se va tan rápido como ha venido.
Lo gasté y no lo invertí de manera inteligente, porque en ese momento sencillamente no sabía hacerlo de otra forma, y ahí es donde aprendí una de las primeras lecciones más valiosas que me enseñaría el mundo de los negocios:
- Ganar dinero es una cosa, retenerlo es otra muy distinta
- También lo podría expresar así: Ganar dinero es fácil, retenerlo y sobre todo hacerlo crecer, es harto complicado
Ganaba dinero y lo perdía.
El dinero llegaba a mis manos y con los meses se escurría entre mis dedos como el agua que atrapas momentáneamente cuando vas a beber a una fuente.
Pero como había aprendido a «ganarlo»… era una rueda que nunca terminaba…
entraba dinero…
salía dinero…
entraba dinero…
salía dinero…
Y así como una noria infinita. Era el mejor camino para no hacerme rico nunca y para permanecer pobre toda mi vida.
Los negocios digitales no van de ganar dinero. Yo tardé muchos años en aprenderlo.
Y es ahora, desde hace relativamente poco, cuando veo que el mindset empresarial correcto es algo que se tarda muchos años en adquirir.
Los negocios digitales son sexys pero a la vez son esclavos. Sobre todo cuando pretendes escalarlos y hacer algo «grande» de ellos.
No te sirve de nada solo ganar dinero.
Tienes que aprender a reinvertir ese dinero para poder multiplicarlo en un futuro, tienes que saber gestionar un equipo, ser líder, ser inmensamente proactivo y rápido mentalmente ante todo tipo de situaciones, una crisis de reputación online, un empleado desmotivado al que tienes que despedir, una audiencia de decenas de miles de personas que esperan siempre lo mejor de ti como si nunca pudieras bajar el nivel…
Y así la lista de cosas podría ser tan grande que te aseguro que podría llenar el artículo solo con ellas. Pero las vamos a dejar ahí.
Si estás buscando «solo dinero» tú no estás preparado para ser empresario y eso no te hace especial, porque todo el mundo quiere dinero.
Necesitas estar tan mal de la puta cabeza como para disfrutar transitando el camino y algunas de las situaciones descritas arriba en el texto de color azul.
Te haces emprendedor porque sientes que eres realmente bueno en algo, sientes un pequeño eco dentro de ti que te dice que eres mejor que los demás en ciertos aspectos (un empresario no puede tener baja autoestima nunca) y sobre todo no aceptas la vida de otra manera.
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Este último punto para mí es el más importante de todos. Mucho más que el dinero, que al final es la consecuencia inevitable.
No aceptas que nadie orqueste tu vida, no quieres que la planifiquen por ti, horarios impuestos por terceros o que te digan lo que tienes que hacer.
Cuando sientes que no tienes alternativa y disfrutas el duro camino de crear tú tu propio mundo, ahí y solo ahí… ➔ felicidades, las pasarás putas pero tienes papeletas a ser un emprendedor digital de éxito.
Y si consigues atrapar al unicornio (el «éxito»), o por lo menos te acercas a hacerlo, el camino te destruirá.
Veo patrones comunes en varias de las personas «de éxito» que conozco en Internet (conozco muchas y todas ellas ganan mucho dinero).
Engordan, engordan un huevo y esa es señal inequívoca de «hey sí, estoy en Internet y quizás lo esté petando, pero primero va el negocio y después voy yo».
Muchos de ellos rompen sus relaciones de pareja, porque una vez más la vida personal es un lujo del pasado. Algo que inevitablemente se desplaza hacia una segunda posición.
Enferman, entran en burnout constantemente y sus niveles de estrés rozan lo peligroso para su salud.
Obviamente no voy a decir nombres, pero en el momento de escribir estas líneas se me vienen varias (bastantes) personas a la cabeza, con nombres y apellidos, que ejemplifican a la perfección los puntos antes descritos.
Esto no se ha de aplicar necesariamente a todo el mundo, pero sí te puedo prometer que es un patrón bastante común que he vivido y he visto decenas de veces en primera persona: el éxito sale caro.
Puedes conformarte con acariciarlo de lejos estirando el brazo y solo te quemará un poco, pero si realmente lo quieres alcanzar (a lo grande) y abrazar, te abrasará.
Ahora bien, lo que no te he dicho hasta esta parte del post es que luego tú te puedes reconstruir.
Y esa es la parte más bonita de todas.
Con la experiencia adquirida en las fases previas de lo que muchas personas llaman «vida de éxito» podrás volver a coger los pedazos y podrás volver a juntarlos poco a poco de nuevo, esta vez más despacio y con cariño, porque la experiencia justamente lo que te da es eso: la habilidad para saber cómo tienes que juntar las piezas esta vez.
La habilidad para saber recomponerte y re-programarte en la mejor versión de ti mismo.
En ese camino estoy yo ahora y por momentos me siento más feliz que nunca.