Hace unos días, el autor de una de las newsletters a las que estoy suscrito lanzó un curso. Llevaba muchos meses creando y recopilando contenido y compartiéndolo semanalmente por email, así que me alegré de que estuviese explorando una nueva vía de monetización.
El problema era que la persona que escribía esos emails de venta no era la misma que se había estado ganando mi confianza durante meses.
Y si lo era, no lo parecía.
El estilo era distinto, la voz era distinta, las palabras eran distintas.
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Es posible que alguien, directa o indirectamente, le dijese que de esta manera convertiría más, que tendría más ventas. Yo no lo creo.
Creo que una de las peores cosas que puedes hacer con tu marca personal es delegar tu voz.
Por supuesto que puedes contratar a un/a copy para que te redacte la página de ventas de tu web o una campaña de publicidad, pero no algo que tu audiencia espera recibir de ti. No tus tuits, no tus emails.
La voz, como tus valores, es algo que te hace único/a. Algo que la gente identifica para diferenciarte del resto. En el momento que delegas o imitas, lanzas un mensaje de incoherencia.
Encuentra tu voz y mantenla.