«No me mires, no me mires, déjalo ya»: el auge de los influencers sin rostro

En las redes sociales el rostro es probablemente la principal carta de presentación de los influencers que se cimentan (post a post) su fama al calor de estas plataformas (en particular de aquellos creadores que se desenvuelven en el ámbito de la moda y la belleza). Sin embargo, exponerse tantísimo en las redes sociales deja también eventualmente a los influencers a merced de trols que, amparándose en el anonimato de estas plataformas, hacen comentarios tan crueles como venenosos sobre su aspecto físico. En este contexto se explica quizás el creciente auge en las redes sociales de creadores de contenido que prefieren no mostrar su rostro en estos canales (sin que ello les impida llenarse los bolsillos rubricando suculentos acuerdos de colaboración con las marcas).

A esta nueva y floreciente estirpe de influencers sin rostro pertenece, por ejemplo, Victoria (@elysian.living), una veinteañera afincada en la ciudad de Nueva York que sin revelar en ningún momento su rostro tiene a su vera a más de 2 millones de seguidores en TikTok y a más 2,2 millones de suscriptores en YouTube. Por estos lares renuncia igualmente desde hace años a mostrar su rostro en las redes sociales la famosa influencer La Vecina Rubia (@lavecinarubia), que tiene una legión de más de 3 millones de «followers» en Instagram.

En las redes sociales Victoria documenta con sumo detalle su vida cotidiana (con vídeos sobre sus compras, su rutina de cuidado capilar o su pasión por la repostería), pero su cara no asoma en ningún momento en el contenido que publica en las plataformas 2.0.

Aun cuando el hecho de no mostrar su rostro podría parecer a bote pronto un importante óbice a la hora de dar alas a su carrera como influencers, lo cierto es que este tipo de creadores de contenido son capaces de forjar acuerdos con grandes marcas (como lo harían los prescriptores al uso) y de generar cientos de millones de dólares al año en concepto de ingresos.

«Estamos observando un notable incremento en el contenido generado por los influencers sin rostro porque cada vez más gente que se muestra tímida ante la cámara está incursionando también en la ‘creator economy’», confirma James Nord, fundador y CEO de la empresa de influencer marketing Fohr, en declaraciones a The Hollywood Reporter. Y pese a lo inusitado que resulta el contenido generado por los prescriptores sin rostro en la galaxia del influencer marketing, lo cierto este formato está siendo ungido por el éxito y la gente lo consume con auténtica fruición. «Hay de alguna manera algo refrescante en visualizar vídeos que no están centrados el rostro de alguien», dice Nord.

La irrupción de los creadores sin rostro supone un soplo de aire fresco para el influencer marketing

A diferencia de los influencers tradicionales, cuyas marcas personales están cimentadas en buena media en su imagen personal y en personalidad, los influencers sin rostro eligen concentrarse en los aspectos estéticos y funcionales del contenido que alumbran. Tales creadores de contenido ocultan deliberadamente su identidad real y algunos mantienen igualmente en la penumbra su rostro en su foto de perfil. Donde más abundan los influencers sin rostro es en las categorías de organización del hogar, de reseñas de productos y de «lifestyle», donde casi todos los vídeos se filman, al fin y al cabo, desde el punto de vista del creador.

La mayor parte de los vídeos alumbrados por influencers sin rostro muestran manos de mujer reorganizando con suma pericia la despensa, ordenando armarios u horneando postres. De naturaleza hipnótica y permeados de una gran cohesión en el plano estético, este tipo de vídeos están a menudo narrados por voces en voz en off que narran lo que acontece en pantalla.

«Los vídeos donde los creadores de contenido no muestran su rostro resultan menos agresivos. Hay en ellos una simplicidad que se agradece si los comparamos con los clásicos vídeos creados por influencers», subraya Nord. «Puesto que la mayor parte de los vídeos en las redes sociales son cada vez más chillones, el contenido de los influencers sin rostro resulta casi balsámico en estas plataformas», añade.

La galaxia (a día de hoy en expansión) de los influencers sin rostro está poblada mayoritariamente por mujeres. «Decidí apostar por el contenido sin rostro en parte por mi propia inseguridad, pero sobre todo por una cuestión de privacidad», explica Kandice Breinholt (@kandicebreinholt), que abrió por primera vez una cuenta en las redes sociales en 2021.

Aun cuando los influencers sin rostro ocultan su cara para regatear en la medida de los posible las ponzoñosas críticas de otros usuarios en las redes sociales, no logran tampoco esquivar al 100% comentarios de naturaleza nociva y están igualmente bajo el escrutinio de sus seguidores.

«A veces mes siento realmente como una modelo de manos. Cuando en ocasiones he descuidado mis uñas en los vídeos, me he percatado de que no han funcionado también. Y la gente me advierte, de hecho, de que mis uñas no están bien», señala Lois Chartrand (@lifewith_lois), una creadora de contenido sin rostro oriunda de Nebraska.

Los influencers sin rostros insisten, por otra parte, en que editar los vídeos que suben a las redes sociales requiere mucho tiempo e invierten en ocasiones varias horas es crear vídeos de apenas 30 segundos de duración. No obstante, la entrada en escena de tecnología «wearable» más sofisticada (las gafas inteligentes de Meta y Ray-Ban, por ejemplo) se lo ha puesto más fácil a los creadores sin rostro a la hora de alumbrar contenido para las redes sociales.

La buena noticia es que, en tanto en cuanto su contenido está centrado en productos muy específicos, los influencers sin rostro son un valioso activo para las marcas que buscan conectar con nuevas audiencias en las redes sociales. «Estos influencers son algo así como la teletienda en clave moderna. Muestran, al fin y al cabo, los productos que compran y la forma en que los utilizan», indica Kai Watson, director de empresa especializada en marketing y gestión de talentos Palette MGMT.

Las marcas tienen mucho que ganar colgándose del brazo de los influencers sin rostro

Además, la pujanza de TikTok Shop y de los programas de marketing de afiliación de Amazon está ayudando a los creadores sin rostro a monetizar directamente el contenido que generan y sentar quizás los cimientos de sus propias líneas de productos. Es el caso, por ejemplo, de La Vecina Rubia, que ha sellado en los últimos años lucrativas colaboraciones con marcas como Ufesa, Sprinter o Women’secret.

Los influencers sin rostro bregan también en todo caso con algunas desventajas si los comparamos con los prescriptores al uso. El anonimato en el que se amparan les impide, por lo pronto, beneficiarse de las ventajas de la fama y no puede ser invitados, por ejemplo, a fiestas VIP. Además, el contenido que generan es también más susceptible de ser clonado puesto que no hay un rostro que le imprima una personalidad única e intransferible.

Quizás por esta razón Kaeli Mae McEwen (@kaelimaee), que tiene a su vera la friolera de 14,6 millones de «followers» en TikTok, ha tomado hace poco la determinación de mostrar su rostro en algunos de sus vídeos. Y la respuesta de sus seguidores ha sido hasta ahora abrumadoramente positiva.

El de los influencers sin rostro es un nicho con muchísimo potencial, tanto que en la red de redes han comenzado a emerger cursos específicamente enfocados a este tipo de creadores de contenido. Brittany Carey, una influencer canadiense de 34 años, comercializa, sin ir más lejos, un curso que por 55 dólares al mes desvela los secretos para generar ingresos en las redes sociales manteniendo en todo momento el anonimato.

Esther Lastra

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