Bree Rose, una popular fotógrafa de viajes y creadora de contenidos, se ha ganado la vida publicando fotos impresionantes en su Instagram durante años, desde vistas de montañas en el estado de Washington hasta brillantes pozas azules en México y enigmáticos castillos en Francia.
Tras de conseguir su primer gran acuerdo con una marca en 2018, pudo dedicarse a tiempo completo a la creación de contenidos en 2019 y así lo ha estado haciendo desde entonces. La cuenta de Rose, @eyeofshe, tiene más de medio millón de seguidores.
Pero ella dice que las redes sociales ya no son lo que eran.
«Pasé seis años en los que siento que realmente dominé una serie de habilidades. Dominé mi estilo de fotografía por mí y por mi marca», cuenta Rose a Business Insider. «Y entonces Instagram empezó a querer competir con TikTok».
Mientras que en el pasado era posible crear contenidos geniales, publicarlos en tu página y ser recompensado con interacciones, Rose dice que tiene la sensación de que triunfar en la plataforma hoy en día requiere un esfuerzo constante y estar al día con todas las nuevas tendencias. Dice que ya no tiene la sensación de que la creatividad se recompense de la misma manera, a pesar de que Instagram se presenta a sí misma como una plataforma para creativos.
Rose no es la única creadora de Instagram que se ha quejado de la disminución de la participación y el alcance o de la transición de la plataforma al vídeo a pesar de sus orígenes como aplicación para compartir fotos. Dice que ha hablado con muchos influencers que piensan lo mismo que ella: que a las empresas de redes sociales no les importan las personas que realmente llenan sus aplicaciones con contenidos de calidad.
Algunos creadores sienten que las plataformas no se preocupan por ellos. «Muchos de nosotros fuimos pioneros en el mundo de los creadores de viajes, y es como si dijeran: ‘Vale, gracias. Ya utilizas nuestra plataforma. Y en realidad lo queremos son miles de millones de personas más haciéndolo también'».
Meta, la empresa matriz de Instagram, no ha respondido a una solicitud de comentarios de BI sobre las preocupaciones específicas de Rose.
Algunos creadores sienten que a las plataformas no les importan
Sin duda, parte del cambio se debe al gran número de personas que están intentando convertirse en influencers, lo que incrementa la competencia.
Una encuesta de Morning Consult realizada el año pasado reveló que el 57% de los miembros de la generación Z encuestados afirmaron que les gustaría convertirse en influencers. Los analistas de Goldman Sachs estiman que la economía de los creadores tendrá un valor de 480.000 millones de dólares en 2027.
Como resultado de la afluencia de nuevos influencers, los creadores de contenido de larga trayectoria están viendo una disminución en el compromiso de su audiencia.
«Los creadores que fueron capaces de conseguir un gran revuelo o un gran número de seguidores en su día, están experimentando cierta caída», Julia Broome, gestora de redes sociales, explicó en una reciente entrevista con Business Insider.
Rose cree que en parte se debe a que Instagram no muestra su contenido a la gran mayoría de sus seguidores. Dice que algunos de sus seguidores se han preguntado por qué no aparece en sus feeds. Hace años, cuando tenía cerca de 200.000 seguidores, una foto podía recibir 28.000 «me gusta». Ahora, una foto similar puede recibir 6.000 «me gusta», aunque ella tenga el doble de seguidores.
También cree que la plataforma se está convirtiendo en una «extraña madriguera de imitadores» y que varios creadores publican exactamente la misma foto de la misma cascada o vídeos de los cinco mejores sitios para comer en Los Ángeles. Es básicamente el mismo contenido, pero de otro creador y en otra cuenta.
Dice que algunos creadores que conoce desde hace tiempo han sido capaces de mejorar y evolucionar continuamente con la plataforma o de establecer una conexión personal lo suficientemente fuerte con sus seguidores como para no ver una caída tan grande en la participación.
Pero ella y otros con los que ha hablado sienten que no les queda más remedio que intentar «alimentar a la bestia» —la interminable demanda de contenidos de moda— solo para «recuperar un poco de esa atención porque muchas de sus cuentas han caído en el olvido».
La creación de contenidos puede afectar a la salud mental
Rose afirma que le gustaría ver más transparencia por parte de las empresas de redes sociales sobre sus algoritmos y cómo deciden qué contenidos promocionar.
Las empresas de redes sociales prometen periódicamente, incluso ante autoridades políticas, abordar las amenazas a la salud mental de sus usuarios, especialmente los niños. Ella cree que también deberían mantener conversaciones abiertas sobre cómo proteger la salud mental de sus creadores.
Por un lado, tiene la sensación de que si se toma un descanso de las redes sociales, la plataforma castigará a su cuenta mostrándosela a menos gente, lo que se traducirá en menos visitas, pero a veces necesita esos descansos.
«Me da la impresión de que quieren que sientas que tienes que estar constantemente en línea», dice, y añade: «Se ha convertido en una rueda de hámster interminable que va cada vez más deprisa, y en la que solo estás intentando mantener el ritmo».
Meta no ha respondido a una solicitud de comentarios al respecto. La empresa tiene una web dedicada a recursos para creadores de Instagram, que incluye consejos y explicaciones sobre su sistema de clasificación y algoritmos. No hay una sección específica que aborde la salud mental de los creadores, aunque un post durante del Mes de la Concienciación sobre la Salud Mental en 2023 abordó brevemente el tema.
Rose recientemente ha colgado un post en Instagram hablando sobre lo mucho que le ha costado crear contenido y se ha sorprendido por la gran respuesta que ha tenido, incluso de otros creadores que han dicho que se sienten igual que ella.
Rose explica que a menudo los influencers no se atreven a hablar de este tipo de cosas porque los desconocidos les critican por no reconocer lo privilegiados que son por hacer cosas como viajar para ganarse la vida.
«Soy consciente de mis privilegios. Empecé siendo mochilera y sin tener dinero», dice, y añade que le sigue encantando su trabajo y que se ve trabajando en las redes sociales a largo plazo. «Pero eso no quita que sea un trabajo agotador y constante, y que haya muchos problemas de salud mental derivados de dedicarse a ello».