11 errores que te están robando vida: descubre cómo recuperar tu salud mental

La salud mental está cada día más bajo la lupa, y cuidarla es cada vez más prioritario en un mundo frenético y volátil donde problemas como la depresión y la ansiedad no han parado de crecer en los últimos años.

Muchos factores inciden en estas enfermedades que empañan el mundo del siglo XXI, desde la carga laboral a la precariedad y la crisis económica, la pandemia, la lotería genética, los traumas, el estrés o el consumo de alcohol y de drogas.

El exceso de información, la angustia a separarse del móvil, la hiperproductividad, el falso espejo de las redes sociales, la desafección política o el empeoramiento de la calidad de vida también van mermando progresivamente la salud de la población, avivando la sensación de vacío y aumentando las papeletas para una salud mental más frágil.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define este concepto como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad».

El estudio Global Health Service Monitor 2022 de la compañía de investigación de mercados y opinión Ipsos sitúa a España entre los 5 países en los que los ciudadanos están más preocupados por la salud mental, que ya está considerada el principal problema de salud, incluso por delante del cáncer.

En nuestro país, esta preocupación ha subido 16 puntos con respecto al año pasado y está situada en el 51%.

No obstante, ¿cómo cuidar tu salud mental? ¿Qué errores se comenten a la hora de intentar entenderte, buscar un mayor equilibrio, ganar consciencia o saber cómo hacer frente a la ansiedad y a la apatía?

Para entender las principales aberraciones, errores u omisiones que se cometen en el plano de la salud mentalBusiness Insider España ha tenido la oportunidad de hablar con Ana Sanchez Anegón, terapeuta emocional y CEO de El Animal Emocional, y con Alejandro Martínez Rico, médico psiquiatra en Córdoba y profesional en Psiquiatrasonline.org.

1. Separar la salud física y la mental

Ya lo decían los romanos: mens sana in corpore sano. Un error es apartar el enfoque integrativo e ir al síntoma en lugar de a la causa. Ana Sánchez Anegón recalca que no podemos «pensar que todo es individual» y separar la salud física de «la mental, emocional y espiritual».

«Por mi trabajo, cada vez compruebo más que la salud física es la última desembocadura», explica esta terapeuta emocional, que utiliza un enfoque holístico. «La somatización de las emociones está muy ligada a los problemas de dolor crónico».

Dicho de otro modo, los seres humanos no somos máquinas con piezas que se puedan separar y reparar en el taller antes de volver a ser insertadas. Comprender que todo en el cuerpo y la mente está interrelacionado es el primer paso esencial para mirar la salud desde otra perspectiva y poder encaminar los pasos hacia un mejor autocuidado.

2. No dedicar tiempo a los seres queridos

«Siempre empiezo por las amistades y las relaciones sociales, dado que el mayor estudio científico que se ha hecho hasta la fecha sobre la felicidad así lo indica», explica el psiquiatra Alejandro Martínez Rico.

El especialista menta el famoso estudio de la felicidad de Harvard que comenzó a seguir la vida de más de 700 personas desde en 1938 hasta el día de hoy. Sus conclusiones son claras: una vez alcanzados unos mínimos de salud y de bienestar económico, lo que más influyó en la satisfacción vital de las personas estudiadas fue la calidad de sus relaciones sociales a lo largo de los años. 

Otros estudios también apuntan a lo dañinas que resultan la soledad y el aislamiento para el estado de ánimo, el bienestar emocional y la salud mental. Incluso hay hipótesis que apuntan a que la soledad acelera el envejecimiento más que el tabaco. Sentirse solo aumenta el estrés, debilita el sistema inmune y agrava las papeletas de sufrir depresión, así como el riesgo de suicidio.

¿Cuál es el principal consejo de Martínez Rico? «Invertir en tu grupo de amigos y familiares cercanos, dedicarles tiempo (por mucho que la vida frenética que llevamos en muchas ocasiones lo impida) y compartir con ellos tanto las alegrías como nuestros problemas es invertir en nuestro bienestar mental», recalca este médico.

 3. Anclarse en el sedentarismo y no hacer ningún tipo de actividad física

No practicar un mínimo de ejercicio diario también repercute negativamente en la salud mental, muy ligada a las hormonas de la felicidad. «Los famosos 8.000 pasos al día, según diversos estudios, pueden aumentar más la serotonina y por supuesto las endorfinas que muchos de los fármacos que podamos prescribir los médicos para la depresión», señala Alejandro Martínez Rico.

De hecho, hay estudios que apuntan a que una hora de deporte semanal previene la depresión, mientras que otros señalan que el ejercicio también mejora el estado de ánimo en personas que ya la padecen.

El especialista en psiquiatría también indica a Business Insider España un término clave: activación conductual. «Se trata de hacer actividades acordes a nuestros valores y mantenernos activos e involucrarnos en actividades que, para nosotros resultan placenteras, es un paso importante para romper el círculo vicioso de ánimo bajo o tristeza».

Por tanto, no solo deporte: puedes apostar por las caminatas y excursiones, pasar tiempo en la naturaleza, realizar actividades manuales o artesanales como la cocina, la costura, la cerámica o la pintura, o inclinarte por la creatividad de la escritura, la música o el teatro.

En definitiva, practicar un hobby en el que puedas involucrarte con frecuencia es un pasito esencial para cuidar tu salud mental y tener motivaciones cotidianas.

4. No dejar tiempo a la mente para no hacer nada

Ana Sánchez Anegón hace referencia a la aceleración de procesos de la época en la que vivimos. «Los ritmos de vida han cambiado y eso exacerba la ansiedad y la depresión. Hay demasiados estímulos que procesar y un exceso de información que no sabemos digerir, lo que lleva a la aparición de pensamientos rumiativos y catastrofistas».

«Se está estigmatizando lo importante que es estar sin hacer sin nada, observándonos a nosotros mismos para conocernos realmente y saber qué queremos, qué necesitamos, qué nos gusta, qué nos sobra». Sánchez compara la mente con el aparato digestivo: «hay que darle tiempo para digerir las cosas».

La terapeuta destaca, como solución, hacer cierta huelga al consumo fast food de la información, rechazando o reduciendo el consumo de las noticias apocalípticas y tremendistas destinadas a crear miedo. Tomar conciencia del robo de la atención constante que supone pasar muchas horas al día pegados al móvil y a las redes sociales también ayuda. 

«No vas a dejar de usarlas de golpe, pero puedes reducir el uso de ellas, o al menos saber que es como comida basura que en exceso, no va a sentarte bien». También recalca que es difícil. «Instagram y todas las plataformas están diseñadas para que no salgamos de ellas». Lo mismo sucede con Netflix. «Podemos cambiar el consumismo y la pasividad por la toma de acción».

 5. No prestarle atención a la ansiedad hasta que se cronifica

«Hemos normalizado vivir con unos niveles frenéticos de ansiedad que antes o temprano llevan a que muchas personas acaben completamente bloqueadas con cuadros ansiosos-depresivos, que en muchos casos se cronifican», apunta por su lado Alejandro Martínez Rico.

Un error es no tomar cartas en el asunto, ya que la prevención es vital «para no llegar a unos niveles que precisen de un abordaje intensivo por especialistas».

El psiquiatra recuerda que existen técnicas sencillas de aprender en internet como la respiración abdominal o la relajación muscular progresiva que nos pueden ayudar a reducir los niveles de estrés. «Son muchos los pacientes que quedan impresionados del poder de dichas maniobras cuando comienzan a practicarlas», destaca.

En cuanto a las herramientas que mejor funcionan para paliar la ansiedad, el médico destaca fundamentalmente 2, según su experiencia. «La meditación y el mindfulness son las que logran los cambios más importante»

«Si bien es cierto que, sus efectos no son inmediatos y que requiere paciencia y dedicación para comenzar a ver los resultados, son una inversión en nosotros mismos que lograrán disminuir de forma sostenida nuestros perjudiciales niveles de ansiedad», concluye.

6. Estigmatizar emociones consideradas improductivas como la ira o la tristeza

La sociedad actual impone una dictadura obligada de la felicidad, un fenómeno exacerbado por las redes sociales, que hiperbolizan como una lupa el éxito, la fama, la belleza o el dinero, sin dejar cabida a la expresión de emociones consideradas erróneamente como negativas, como pueden ser la ira, la tristeza, la rabia, el miedo o la frustración.

No en vano muchos estudios han destacado que una semana sin TikTok e Instagram ayuda a reducir la ansiedad, o que los adolescentes están experimentado graves problemas de autoestima, depresión, pensamientos suicidas o trastornos de la conducta alimentaria agravados por el uso de las redes.

«Hay que darse espacio para sentir toda clase de emociones», recalca Ana Sánchez Anegón. «En este sistema hay emociones que se estigmatizan por considerarse poco productivas». El capitalismo quiere que las personas sigan consumiendo, gastando, quemando la rueda. Sin embargo, recuerda que todas las emociones son válidas y tienen una función biológica de sobra conocida. 

Lo negativo es reprimirlas y no darse espacio para expresarlas. Además, una buena salud mental no implica estar feliz todo el tiempo, sino tener la capacidad de sentir la gama completa de emociones de forma adecuada y sana, así como tener recursos emocionales propios para estar cómodo con ellas.

Tienes que permitirte estar enfadado, estar triste, estar iracundo, estar apagado. Es también parte de la vida, que se mueve en una amplia gama de grises.

7. Dejar la salud mental propia en manos de otros

«Si uno se siente mal y no va a terapia va a pagarlo más caro», resume la terapeuta, que recalca la importancia de tomar las riendas de la salud mental propia, buscar fuentes y contenidos que resuenen, repensar cuáles son las creencias aprendidas para distinguirlas del pensamiento propio, darse espacios para conectar con la parte más profunda de uno mismo.

«Se nos han caído los mitos y los referentes. La crisis de los valores actual también hace que estemos en un momento muy bonito para desarrollarnos y crecer», subraya, relatando que las generaciones más jóvenes necesitan tener un propósito para disfrutar de su trabajo, mientras que también los babyboomers están empezando a ir a terapia.

«Si no empiezas a averiguar quién eres, eso te va a afectar en el futuro». También recuerda que el confinamiento impuesto por la pandemia llevó a mucha gente a «mirar hacia dentro» y «ser más consciente de lo que quieren», como una epifanía.

«El ruido informativo, la guerra, la viruela, el bombardeo de noticias catastrofistas empañan temas más profundos de los que no queremos hablar: que la calidad de vida ha ido bajando». La toma de consciencia es clave para reapropiarse de la propia vida.

 8. Descuidar la higiene del sueño

«Sin un adecuado descanso es imposible que una herramienta tan compleja como nuestro cerebro funcione como debe», destaca Alejandro Martínez Rico.

Dormir bien es indispensable para la salud física, emocional y mental: pocas o demasiadas horas pueden incidir en un mayor riesgo de enfermedades como la demenciala obesidadla diabetesla depresión o el cáncer.

Para que dormir sea un bálsamo y conseguir que el cerebro descanse y pueda reiniciarse, hay muchos factores que inciden: no se recomienda hacer deporte intenso justo antes de dormir, ni tampoco cenar comidas demasiado copiosas, densas o grasas. Incluir alimentos ricos en omega-3triptófano y melatonina en una cena ligera y temprana es esencial.

Alejandro Martínez Rico apunta un consejo para evitar dormir mal: utilizar la cama solamente para aquello para lo que está destinada. «Siempre les explico a mis pacientes que para que nuestro cerebro no asocie de forma inconsciente el dormitorio a cosas que no favorezcan la calidad del sueño, en la cama queda prohibido cualquier cosa que no sea amar o dormir».

«Nada de pantallas, trabajo o emails desde el sitio que es sagrado para nuestra salud mental: la cama». La oscuridad, el silencio, la limpieza, la temperatura y el orden también son factores importantes para crear un ambiente propicio para el descanso. Según la evidencia científica disponible, lo ideal es que haya entre 19 y 21 grados centígrados para dormir bien.

9. Practicar la autocensura con las emociones y los pensamientos

Ana Sánchez Anegón recuerda la importancia de no censurar la expresión de las ideas, emociones y pensamientos, sino tener entornos seguros en los que poder compartirlas, y en lugar de fiarse de lo impuesto, utilizar la prueba y error de aprendizaje que brinda la experiencia propia para diferenciar los contenidos que realmente valen la pena. «El control también es censura, a mi juicio».

Esta terapeuta cree que el fast-food de contenido de salud mental, incluso las estafas o las fake news son «inevitables». Es cada persona quien debe aprender a diferenciarlas por sí misma. «Cada uno va a seguir su propio camino de autoconocimiento sorteando obstáculos».

Por ello, también celebra la diversificación del contenido. «A día de hoy tienes, charlas, libros, otros canales de información… Puede que te equivoques al elegir uno, pero ya has dado el paso más grande: pasar de una postura pasiva a la acción, a la búsqueda de autoconocimiento».

10. Denostar la intuición como herramienta de autoconocimiento

La cultura occidental actual minusvalora el poderoso mecanismo que supone la intuición para estar en el mundo, cuidar la salud mental y tomar decisiones más acertadas.

«En terapia trabajo para que las personas aprendan a escuchar su intuición y a potenciarla. Es información sin filtros, una corazonada que llega desde lo emocional y a la que hay que prestar atención», destaca Ana Sánchez Anegón.

Para ella, denostar la intuición es un error, y debería ser una herramienta integral para construir una sabiduría propia y explorar el interior de uno mismo.

11. Pensar que solamente hay que ir a terapia ante la aparición de una patología, y no como refugio para conectar con uno mismo

Una falsa creencia sobre la terapia es creer que solamente es una herramienta válida o necesaria ante la aparición de patologías o trastornos mentales como la ansiedad o la depresión. «En este mundo tan complicado, la terapia propicia un entorno de silencio y un refugio para reconectar con uno mismo, no juzgarse, enfrentarse a una crisis espiritual y tener conversaciones profundas».

Son palabras de Ana Sánchez Anegón, que recalca que a sus sesiones apenas acude gente con patologías, sino que ella pone en práctica un enfoque más holístico, de salud integral. «La gente puede reencontrarse con su niño interior y volver a la esencia». «Conociéndote a ti mismo puedes relacionarte mejor con los demás y quererlos de forma más sana».

Tiene un enfoque optimista. «En esta crisis de valores actual la gente ha vivido la desaparición de la tribu, de la comunidad, la pérdida de confianza en las instituciones, el gobierno, la familia o la religión, y se siente más desamparada». Pero ella contempla el escepticismo y la desafección como una oportunidad de reinicio y de empoderamiento, de volver al origen. 

«La gente quiere hablar de los temas profundos que realmente inquietan a la humanifad, Duelo, muerte, amor, sexo…». Al final, cuidar de la salud mental y profundizar en el autoconocimiento, como bien recuerda esta terapeuta, permite volver a las eternas preguntas. ¿Quién soy? ¿Y para qué he venido?

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