Existen muchos más casos de duelo perinatal de los que podemos imaginar. Y ante esta tesitura, se plantea la necesidad de respaldar a las madres, tras el doloroso desenlace. Desde el trabajo ¿cómo se puede colaborar? Enseguida lo explicaremos
Perder a un hijo durante el embarazo o tras el parto es una de las situaciones más terribles a las que puede enfrentarse el ser humano. El amor, gestado con cariño, afecto, ilusiones y propósitos, queda trastocado por el suceso. De repente, el cosmos emocional de la madre se derrumba, dando lugar a un sentimiento candente e incombustible, que paraliza y desgarra, perforando cada pensamiento y cada emoción con una sensación punzante. Es el duelo perinatal.
Esta es una forma de reacción normal y habitual que tienen las personas ante algo que perdieron. Surge de la «ruptura» de lo construido, que de repente se tambalea y se viene abajo. Supone para la mayoría de las madres un conjunto de emociones que colapsan y que amenazan, a veces de manera velada, con el fin de toda esperanza.
«Cuando se produce una pérdida durante el embarazo, la vida y la muerte caminan juntas».
-Ana Pía López-
El duelo perinatal y la esfera laboral
Existe una larga tradición de definiciones que gravitan en torno a esta aterradora palabra. El dolor que surge como consecuencia de este desgarrador episodio tiene un periodo difícil de acotar. Sin embargo, hay autores que extienden el lapso perinatal desde los seis años tras la gestación hasta el primer año de vida del infante (Pía, 2011).
Un gran número de mujeres que se enfrenta a esta tragedia se encuentran trabajando. Habitualmente ocultan el caso porque se tiene un miedo inmenso a sufrir un despido si el rendimiento disminuye o simplemente «si se cuenta». Este hecho sitúa a la madre en una situación infinitamente complicada.
Los empleadores, los gerentes, los encargados y, en general, el personal responsable de otros empleados debe saber que pueden ayudar -y mucho- a la madre en duelo. Entre los elementos que deberían proporcionarse a la trabajadora encontramos el tiempo, pero también el espacio que permita comenzar a «ver un poco de luz» después de la pérdida.
«El duelo es como un océano; profundo y oscuro, a veces calmado y a veces agitado, pero siempre presente».
-Earl Grollman-
Desde el trabajo se puede ayudar
La manera en la que un jefe o un encargado responde ante esta delicada y terrible situación dice mucho del entorno laboral. Transmite un mensaje poderoso, puesto que el centro de trabajo debe brindar un ambiente saludable, así como proporcionar la seguridad que los empleados necesitan.
Entonces, ayudar a las mujeres que perdieron a su hijo comunica a otros empleados que la empresa se preocupa por el bienestar de sus trabajadores. Las compañías pueden optar por la compasión y por el apoyo o por la inhumanidad y la indiferencia. Sin embargo, es esta «marca personal» una de las que dan lugar a organizaciones que reposan la mirada en el valor de las personas.
¿Cómo contribuir? Partir desde el «deseo de la madre» en vez desde el «deseo del empleador» puede ser una buena estrategia. Fundamentalmente, porque el duelo es experimentado de forma personal, diferente y subjetiva. Así, «fluir» con las necesidades de la madre sería una valiosa técnica.
«La pérdida de un hijo no es algo que superar, sino algo que aprendemos a llevar con nosotros».
-Amy Wright Glenn-
Pautas de apoyo desde el trabajo en el duelo perinatal
En este sentido, recientemente se publicó una guía de buenas prácticas por parte de la CIPD. Procederemos a analizarla, con el objetivo de ofrecer un marco de actuación para aquellos jefes, gerentes y empleadores ante el triste desenlace del duelo perinatal.
Existen tantas medidas de apoyo y formas de brindar sostén a quien sufre, como de personas que empatizan. No obstante, «ser compasivo» a veces también provoca bloquearse y no saber qué hacer o cómo ayudar. Por ello, la CIPD propone lo siguiente:
- Ante sus ausencias, responder compasivamente. Ser flexibles es clave. La madre se está enfrentando a un océano de sufrimiento sin aparente fin.
- Organizar «grandes redes». La creación de grupos de apoyo o redes laborales busca ofrecer los recursos que otros empleados pueden compartir con la persona. A su vez, si la madre no quiere participar de estos grupos, también está bien: recuerda que «fluir» con sus deseos es un buen punto de partida.
- Promover un ambiente cálido, sensible y concienciado en torno al hecho de estar embarazada y el posible duelo perinatal. Es importante transmitir mensajes que subrayen la importancia, ante todo, del bienestar laboral. Para ello, es esencial educar y promover una reflexión profunda acerca de la cuestión.
- Brindarle apoyo desde la propia empresa. Por ejemplo, mediante protocolos de actuación definidos con anterioridad en estos casos o mediante el ofrecimiento de diversos recursos para ayudarlas. Cuando hablamos de recursos nos referimos a muchas cosas: desde reducciones de jornada, flexibilización de objetivos, hasta recursos más especializados, como un profesional sanitario.
- Ofrecer pautas de apoyo, también, a los compañeros de trabajo de la madre en duelo. Es normal que, fruto de la ausencia de la trabajadora, otros compañeros puedan sobrecargarse. Tanto laboral, como emocionalmente. Ayudarles a ellos, también es una forma de ayudar a la madre, ya que los compañeros juegan un rol extraordinariamente resaltante a la hora de contribuir a que el lugar de trabajo sea un hábitat de bienestar, en vez de un desierto baldío y hostil.
Experimentar el dolor ajeno como si fuera propio
Apoyar a una empleada que ha perdido a su hijo es «pensar» sobre su sufrimiento, pero también es «experimentarlo» como si fuera el propio. Es, en este punto, cuando el empleado que se encuentra trabajando en una empresa, deja de ser un «empleado con un número más», para convertirse en un ser humano. Igual que tú. Igual que yo.
Existen multitud de pautas de apoyo para contribuir con una madre ante este desolador proceso. La mejor forma es respetando con extraordinaria delicadeza las emociones, los pensamientos y las necesidades de quienes transitan por el duelo perinatal. Implica, ante todo, anteponer su dolor, sobre el rendimiento del trabajo, con el objetivo brindarle luz en sus momentos más oscuros.
«Es un dolor que duele demasiado para hablar. Pero incluso en la soledad más profunda, puede haber luz y esperanza».
-John Green-