Para todo el mundo el día tiene 24 horas, pero algunos parece saber sacarle más partido al tiempo. Quizá eres de los que ante un plazo largo se relaja y después termina trabajando al límite y extresado para llegar. Quizá eres de los que se lamenta siempre por los momentos perdidos porque es incapaz de aprovecharlos cuando están ahí.
Replantear la forma en que ves el tiempo restante puede motivarte a actuar de forma diferente. Es lo que plantea la regla del calendario, una técnica que el periodista de Inc. Justin Bariso, especialista en inteligencia emocional, gestión y liderazgo, describe como «una poderosa herramienta de inteligencia emocional» para motivarse y tomar mejores decisiones.
Cambia la perspectiva
La regla del calendario se inspira en el concepto psicológico de reencuadre. Esta técnica implica ver un problema desde un ángulo diferente, con el objetivo de romper un ciclo de pensamientos y comportamientos dañinos.
Como explican desde el Consejo General de la Psicología en España se fundamente en la idea de que las personas no perciben las cosas tal como son, sino que pueden considerarlas de formas muy diversas. Lo que influye en cómo se siente y actúa alguien.
«Se trata de hallar en cada experiencia el punto de vista más útil, para convertirla en algo que nos favorezca en vez de perjudicarnos», apuntan.
Esto realmente puede marcar una diferencia en tu salud mental y bienestar. «Desafiar y aprender a reemplazar estos pensamientos es una de las mejores maneras de ayudarnos a lidiar con el estrés y la ansiedad«, aseguran desde el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido.
Cómo usar el reencuadre en la regla del calendario
La regla del calendario es simple. En palabras de Bariso se trata de identificar una fecha límite que se avecina. «Podría ser un futuro cercano o lejano. Luego, cuantifica cuánto tiempo te queda».
Pero aquí está el truco. Tomando como referencia la teoría del reecuadre, «una vez que identifiques esa cantidad de tiempo, intenta cambiar la forma en que mides ese tiempo».
El periodista lo ejemplifica con una anécdota personal. Hace unas semanas le pidió a su hijo casi adolescente que le acompañara un sábado por la tarde a hacer un par de recados.
«Al decidir si llevaría o no a mi hijo, pensé en su edad y en cuánto tiempo nos quedaba juntos. Inicialmente calculé que, si mi hijo se fuera de casa al mismo tiempo que yo, tendríamos unos 7 años».
De primeras esa cantidad puede parecer mucho, pero cuando hizo el cálculo en fines de semana y obtuvo la cifra de 364, ya no lo parecía. «Pensar que el número de fines de semana que me quedaba con mi hijo era menor que el número de días de un año calendario cambió completamente mi perspectiva. Me ayudó a tomar una mejor decisión: pasar ese tiempo sabiamente junto con mi hijo».
La próxima vez que consideres que te queda demasiado para algo, puedes recurrir a esta regla y valorar si estás desperdiciando o no el tiempo.