Donald Trump ha ganado con holgura las elecciones de EEUU 2024 (los resultados actuales son de 277 a 224 para Trump) y ahora toca responder preguntas como por qué ha ganado en barrios tradicionalmente demócratas como el barrio neoyorquino del Bronx, como ocurre con otros colectivos y estados
Está claro que una victoria tan aplastante tiene que traer consigo resultados no habituales en feudos tradicionalmente demócratas, o en colectivos que siempre votaban más a este partido. Distritos urbanos como el Bronx han registrado un apoyo significativo hacia el expresidente, rompiendo con patrones de votación de las últimas décadas. Pero, ¿qué ha motivado este cambio en áreas que suelen apoyar a candidatos progresistas?
Al asalto de un feudo demócrata
Recapitulemos para saber lo que ha conseguido Trump, logrando apoyos en feudos demócratas que parecían inexpugnables. De hecho, el Bronx era el mayor bastión del partido de Kamala Harris en Nueva York. Impensable una victoria republicana en un barrio donde aproximadamente el 56% de los residentes es hispano y el 28% negro y donde cerca del 35% vive por debajo del umbral de la pobreza.
Lo daban tan por perdido los republicanos, que ningún candidato presidencial había pisado el barrio desde el verano de 1980, cuando Ronald Reagan dio allí un mitin. De hecho, ha sido hasta hoy el último conservador que ha vencido en el Bronx al candidato demócrata. Han pasado 44 años para que Trump «reconquiste» la zona.
El margen entre demócratas y republicanos no ha sido tan escaso desde que Michael Dukakis venció a George H. W. Bush por un estrecho 4,1% en 1988, antes de perder finalmente las elecciones ante el contendiente republicano.
Desde entonces, los demócratas han mantenido una fuerte ventaja, que aún no ha vuelto a caer en un solo dígito:
- 1992: Bill Clinton venció a Bush en un 15,85%.
- 1996: Clinton venció a Bob Dole en un 28,8%.
- 2000: Gore venció a George W. Bush en un 25%.
- 2004: John Kerry venció a George W. Bush en un 18%.
- 2008: Barack Obama venció a John McCain en un 36,85%.
- 2012: Obama venció a Mitt Romney en un 28,18%.
- 2016: Hillary Clinton venció a Donald Trump en un 22,37%.
- 2020: Joe Biden venció a Trump en un 23,13%.
Con más del 97,63% escrutado en la madrugada del martes, Trump contaba con el 30,45% de los votos de los ciudadanos de Nueva York, según el comunicado junta Electoral de la Ciudad. Es el mayor apoyo que Trump ha visto a lo largo de sus tres ofertas presidenciales, que se han fortalecido constantemente a lo largo de los años: en 2016 tuvo el 10% de los votos; y en 2020 el 16%.
Es siempre la economía, estúpidos
Curiosamente, es una frase de un asesor demócrata de Bill Clinton llamado James Carville, pero se ha aplicado más que nunca para la victoria contundente de los republicanos. Una de las razones principales del cambio de tendencia en el Bronx se relaciona con las prioridades económicas de sus habitantes.
Muchas de las personas que apoyaron en su momento a Barack Obama despertaron, como apuntó un ciudadano neoyorquino en una crónica de elPeriódico, entre el miedo a lo que pueden hacer políticas socialistas y lo que llevó Trump en lo económico en sus cuatro años de presidencia, obviando la pandemia.
El impacto de la inflación y la falta de empleos bien remunerados ha generado un malestar económico profundo. Muchos votantes consideran que las políticas económicas de Trump fueron favorables para la clase trabajadora y los sectores más vulnerables, a pesar de la percepción pública que algunos medios ofrecen.
Un estudio de la Universidad de Princeton, enfocado en las elecciones estadounidenses de 2020, reveló que la percepción económica es un factor determinante en los cambios de voto. De acuerdo con el estudio, las personas que perciben una mejora en su situación económica bajo un líder tienden a votar por candidatos afines. En este caso, muchos votantes en el Bronx recuerdan el período de crecimiento económico previo a la pandemia de 2020, durante el mandato de Trump, como un tiempo de estabilidad laboral.
Seguridad y políticas migratorias: factores clave en la elección
Parece contradictorio este punto respecto al aumento de voto en zonas como el Bronx. Durante su mandato, Donald Trump implementó políticas migratorias más restrictivas, que generó una mezcla de reacciones en barrios como el neoyorquino. Sin embargo, para algunos, especialmente aquellos que enfrentan problemas de inseguridad en su día a día, estas medidas se percibieron como un esfuerzo por restaurar el orden en barrios vulnerables. No era por racismo, sino por la seguridad.
Una encuesta de Pew Research en 2021 destacó que un 30% de las personas de clase trabajadora en áreas urbanas veían con buenos ojos políticas más estrictas de migración y control de fronteras, considerándolas necesarias para mantener la seguridad. La percepción de que la administración de Trump priorizaba la seguridad nacional resuena entre algunos segmentos del Bronx, que consideran la seguridad una preocupación prioritaria.
En este contexto, Trump ha captado la atención de votantes preocupados por el aumento de la delincuencia, sobre todo a raíz de la pandemia, que generó una crisis económica y social en muchas ciudades. Sus discursos sobre “restaurar la ley y el orden” se han vuelto más atractivos para sectores de la población que antes no lo apoyaban, un fenómeno igual de creciente en Europa.
Un mensaje directo y emocional: conexión con votantes descontentos
Trump ha sido, ante todo, un comunicador directo. Hasta sus más firmes detractores le reconocen su capacidad de liderazgo, de comunicación y de negociación. Su estilo de hablar sin rodeos y su habilidad para conectar emocionalmente con sus seguidores han jugado un papel fundamental en barrios como el Bronx, donde muchos ciudadanos se sienten desconectados de los políticos convencionales. Trump apela a las emociones de frustración y descontento, ofreciendo mensajes que sugieren que él “entiende” los problemas de la gente común.
Para un votante que se siente ignorado o que percibe que los políticos no le representan, el discurso de Trump puede ser atractivo. En barrios con problemas persistentes, como el Bronx, Trump ha sabido ganarse a los votantes al reconocer abiertamente estos desafíos y al presentarse como un líder capaz de resolverlos.
Un ejemplo perfecto es esta campaña de 2024, donde ha redoblado esfuerzos para dirigirse directamente a las comunidades latinas y afroamericanas en áreas urbanas. Trump ha prometido mejorar las oportunidades de empleo y reducir la criminalidad en barrios donde viven trabajadores que buscan una mejor calidad de vida.
Estos temas, sumados a su promesa de mejorar la seguridad en las ciudades, encuentran eco en una audiencia que, en su mayoría, busca un cambio significativo en sus condiciones de vida.
Desconfianza en el sistema y el factor antisistema
Finalmente, un aspecto clave en el apoyo a Trump en áreas como el Bronx es el factor antisistema. Trump se presenta a sí mismo como un candidato “fuera del sistema político tradicional”, la aparente contradicción de un outsider dentro del propio sistema, cada vez más atractivo en un clima de creciente desconfianza hacia las instituciones y los partidos tradicionales. Este fenómeno es especialmente evidente en barrios donde la pobreza y la desigualdad social son problemas estructurales, y donde muchos ven a los políticos como figuras distantes y poco efectivas.
Según el Pew Research Center, el 2023 fue uno de los años con mayores niveles de desconfianza hacia las instituciones en Estados Unidos, especialmente en zonas urbanas. Este sentimiento de escepticismo hacia las instituciones tradicionales favorece a candidatos que se presentan como “diferentes” y críticos del sistema. En vista de los casi definitivos resultados electorales de las elecciones de EEUU 2024, lo ha «bordado».