Éxito. El propósito de la estrategia

Cuando hablo de Estrategia Personal y especialmente de Marca Personal suelo preguntar para qué vamos a dedicar tiempo y esfuerzo a ello. Suelen darme respuestas del tipo «para diferenciarnos», «para que nos conozcan», «para que confíen en nosotros».

Todas esas son respuestas correctas, pero sólo a medias porque esos son beneficios colaterales de trabajar tu proyecto personal o profesional. El resultado deseado de todo ese trabajo es la combinación de esos y otros elementos, es decir, que te ELIJAN.

Cuando vas a comprar un producto o contratar a un profesional o incluso pasar el tiempo con una persona en el ámbito privado, es muy probable que lo hagas en función de su prestigio, su reputación, su fama, su Marca Personal.

Así que, como te digo, mi respuesta a la finalidad de una Estrategia de Marca Personal es que te escojan entre varias opciones. Esa es la idea que ha estado siempre detrás de este concepto desde que empecé a hablar de él. De hecho mi primer libro tenía como subtítulo, «Cómo convertirte en la opción preferente».

Con el tiempo he acabado asociando lo de ser elegido con lo que llamamos éxito.

El Éxito depende de los demás (excepto en algunos casos)

Cada cual tiene una definición diferente de Éxito. Simplificándolo mucho podríamos decir que el éxito consiste en alcanzar tus objetivos.

En algunos casos suele decirse que una persona tiene éxito cuando es feliz y viceversa. No digo que no sea más fácil tener Éxito haciendo algo que te haga feliz o que seas más feliz si consigues tus objetivos haciendo algo que te encanta. Pero me gusta considerarlo como variables relacionadas pero no necesariamente dependientes.

Así que, si consideramos el Éxito como un logro más o menos tangible y externo a nosotros, entonces podremos separar aquellos éxitos que no dependen de lo que otros opinen de nosotros (conseguir un récord en los 100m lisos, aprobar un examen, terminar un trabajo,…) de aquellos en los que sí influya la percepción que los demás tienen de lo que hacemos (un premio, un ascenso, un contrato, un abrazo, una subida de sueldo, una muestra de cariño,…).

Por lo tanto, una gran cantidad de situaciones en las que consideramos que alguien tiene éxito, dependen de la huella que dejamos.

Si te aíslas, es difícil tener Éxito

Siguiendo este argumento, podríamos decir que una persona no necesitaría nada ni nadie para ser feliz. Todos conocemos o hemos leído historias de gente que se siente plena teniendo lo básico para sobrevivir.

Sin embargo, salvo esos casos en los que los logros dependen únicamente de tu esfuerzo, en el resto necesitas que otros sean conscientes no sólo de que existes sino de que estás haciendo algo por lo que merece la pena que te tengan en cuenta primero y que te elijan después.

Y eso nos lleva a la parte marketiniana de la Marca Personal. Si eres una persona estupenda, que haces cosas maravillosas y, además, eres creíble y «querible» pero no lo sabe nadie, es imposible que tengas Éxito, es decir, que te consideren como alguien a quien merece la pena conocer.

Y eso se aplica tanto en lo profesional (trabajo) como en lo personal (relaciones), en lo material (dinero, cargos, premios, estrellitas en una valoración) y en lo inmaterial (amor, respeto).

Vuelta a empezar

Llegados a este punto no queda más remedio que volver al principio, a esa parte tan complicada de la Estrategia que consiste en decidir lo que quieres, en definir tus objetivos.

Cada cual tendrá que decidir cual es ese objetivo que, una vez conseguido, pueda decir que ha tenido Éxito. Todos tenemos el nuestro, pero por lo que veo, la mayoría de la gente con la que me relaciono, ni se lo ha planteado.

Así que, nos encontramos con personas que han conseguido ganar mucho dinero o tener un buen cargo o ser admirada por cierto tipo de personas, pero esas son cosas que quizás no son las que realmente querían aunque se dan cuenta tarde. Así que, ese Éxito no deseado no sólo no te hace más feliz sino todo lo contrario.

Por lo tanto, la clave de una Estrategia Personal consiste en primer lugar en definir cual es tu destino, tu punto B o de llegada.

Después deberás decidir qué vas a aportar para que te tengan en cuenta, tu oferta, producto, propuesta de valor.

Cuando lo tengas te tocará escoger a los destinatarios de eso que ofreces, aquellos que quieres que te conozcan, te tengan en cuenta y finalmente consideren que eres EL/LA ELEGIDO/A.

Y por último tendrás que dar a conocer lo que haces a través de los canales disponibles. Una conversación con los que deciden dentro de una empresa, un blog, una conferencia, un libro, lo que sea. Pero si no consigues conectar lo que haces y lo que eres con los demás, nunca te tendrán en cuenta, es decir, que no podrás tener Éxito tal y como lo hemos definido aquí.

Así que podríamos decir que todos los libros o cursos que te explican como conseguir un empleo, como ganar dinero, como publicar un libro, como ligar o como hacer amigos, en realidad sólo hablan de una cosa, Éxito.

Andres Perez Ortega

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