¿Eres la típica persona que lo pasaba mal antes de exponer en clase? ¿Sí? Yo también. Nos pasa a todos. Y aprender a sobrellevarlo no solo te enseñará a hablar delante de la cámara o de otra gente, sino que te hará tener más confianza en ti mismo.
Aquí tienes consejos y técnicas para aprender a hacerlo y así aprovechar todo el potencial que tienes.
1. Háblale a tu reflejo en el espejo
Simplemente mírate a los ojos y comenta contigo mismo cómo te ha ido el día. Es un buen ejercicio para perder la vergüenza hablando en alto.
Suelta todo lo que se te pase por la cabeza y ten una conversación contigo mismo. De esta forma hablar en alto te dejará de resultar extraño.
2. Pídele ayuda a algún familiar o amigo
Diles que se pongan detrás de la cámara y haz como si lo que fueras a contar estuviese dirigido a ellos. Grabar vídeos de ti mismo contando algo como si estuvieras hablando con un colega da resultados geniales, incrementa la confianza y le da una sensación de familiaridad al espectador.
Y si te sientes con más seguridad haciéndolo de forma habitual, ¿por qué parar ahí? Incorpóralo a tu rutina.
3. Grábate y mira el video sin subirlo
Tener que verse en video después de grabarse hablando es lo peor. Para perder la vergüenza de verte y escucharte, grábate sin intención de subirlo: coge algún guion de internet, cuéntale a la cámara lo que quieras y después fíjate en cómo lo haces y en qué podrías mejorar.
De esta forma perderás la vergüenza, verás tus fallos y mejorarás tu forma de comunicar. No hace falta que seas demasiado exigente contigo mismo, pero intenta ser crítico y realista.
4. En vez de mandar un audio, grábate
Pasa de los típicos audios de seis minutos, cuando tiendas a hacerlo, mejor grábate un video para ir practicando. Menos audio y más video.
Molestarás a toda tu agenda, pero merecerá la pena.
5. Terapia de choque: grábate en el exterior
Grábate en la calle. Al principio con nadie, o con poca gente, y a medida que mejores ve incrementándolo. Piensa que a la gente no le importa lo que estés haciendo. Así que, que no te importe que te miren.
Practica poco a poco e irás comprobando su eficacia. Este es un buen ejercicio para ganar confianza en ti mismo. Échale ganas, pero recuerda no presionarte demasiado. No temas equivocarte. Y celebra tus logros.