La pandemia ha hecho temblar los cimientos de muchos empresas y las organizaciones han tenido que centrarse especialmente en su salud financiera para impulsar la recuperación económica.
En ese sentido, uno de los principales aspectos en los que se pueden optimizar los costes sin perder calidad en los servicios es el emplazamiento físico, y más en esta época en la que, con una nueva ley del teletrabajo en España donde el 97% de los trabajadores no lo tienen regulado, las firmas apuestan por volver de nuevo a las oficinas.
Así, los coworking se alzan como la mejor alternativa para startups, autónomos, pymes o incluso para las multinacionales que hacen uso de este modelo, el cual permite también la flexibilización de horarios, da facilidad a la hora de firmar contratos sin largas permanencias y fomenta la generación de sinergias. Un ejemplo es el operador de espacios flexibles Lexington, que este año cumple 40 años en España desde que abriera su primera ubicación en el Paseo de la Castellana.
En una comparativa simulada, contratando un despacho para 20 personas, trabajar en sus instalaciones puede suponer un ahorro de hasta el 33% mensual respecto a una oficina tradicional en cuanto a gastos de servicios y suministros se refiere (electricidad, comunidad, equipo de recepción, seguros, mantenimientos, limpieza o internet, entre otros aspectos).
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A lo que habría que añadir otros de especial relevancia como el mobiliario, los gastos de implantación o los metros cuadrados destinados a zonas comunes y que son de uso gratuito para sus clientes. Y es que este tipo de espacios pivotan sobre un modelo ‘todo incluido’, donde los conceptos mencionados ya están contemplados en una única factura mensual. Además, la adaptabilidad del espacio respecto de las necesidades que tienen las compañías en cada momento hace que la optimización de costes sea todavía más plausible.
Un modelo que sigue creciendo
Desde el pasado septiembre, la vuelta a la normalidad ha provocado que haya una mayor oferta de metros cuadrados de espacios flexibles debido al incremento de la demanda de flex offices que existe en la actualidad y que, previsiblemente, continuará in crescendo. En Lexington, por ejemplo, tienen actualmente una ocupación media del 84% en sus más de 14.000 metros cuadrados de espacios flexibles ubicados en Madrid y Barcelona y estiman que alcance el 90% al final de año.
Además, según un estudio realizado por la consultora inmobiliaria Cushman&Wakefield, junto a la asociación de espacios de trabajo flexible ProWorkSpaces, el 24% de los coworking de nuestro país tiene previsto abrir algún centro adicional en los próximos doce meses. El mismo informe señala que los espacios de coworking en Madrid representan ya el 1,26% del stock total de oficinas, mientras que en Barcelona el dato sube hasta el 2,57%.
Según David Vega, CEO de Lexington, “la demanda actual de nuestros espacios flex se ha incrementado un 57% en comparación al primer semestre del año. Un dato que refleja claramente las ventajas del sector frente al alquiler convencional de oficinas, no solo por las facilidades contractuales y de optimización de costes que ofrece, sino también por sus características diferenciales en cuanto a ubicación e instalaciones premium para el bienestar de los equipos de trabajo”.