Sé que es el sueño de muchos y el castigo de otros tantos también, ser productivo trabajando en casa no es tan fácil como parece. Puedes caer en una espiral de caos y perdida de control del tiempo si no te organizas bien. Sí, puedes trabajar en pijama, en el sofá y, lo mejor de todo, en el horario que quieras pero se requiere de disciplina, planificación y organización.
Si comienzas o llevas poco tiempo trabajando desde casa, te tomará un poco de tiempo encontrar el equilibrio entre la libertad de trabajar a menos de 10 metros de donde duermes y poner en práctica cierta estructura y límites para poder hacerlo de forma productiva.
Por ello, te traigo estas 5 reglas de oro que me han funcionado a mi:
1. Define y planifica las horas de trabajo
Este es el punto clave que hizo dar el salto en mi productividad laboral y uno de los beneficios más claros de poder trabajar desde casa. Puedes decidir cuando trabajas. ¿Te gusta como a mi el frescor de la mañana o eres más productivo al atardecer? Tú decides. Algo que sí te recomiendo para concentrarte tanto en el trabajo como en cualquier otro ámbito de la vida es la práctica diaria de la meditación, entre 10 y 20 minutos si te es posible.
Fija tus horas de trabajo y cumplir con ellas te ayudará a eliminar la procrastinación productiva que tanto sufrimos los diseñadores. Tener una hora implantada para comenzar a trabajar te permitirá planear otras tareas de casa o de tu vida privada de modo que puedas mantener cierta separación entre ambos aspectos de tu vida.
2. Establece una zona exclusiva para trabajar
Cuando tienes una zona completamente diferente para trabajar o para vivir, haces que tu mente reciba el impulso de saber cuando es el momento de trabajar y cuando no, lo mismo que cuando entras en tu dormitorio tu mente es capaz de percibir que es el momento del descanso. Otra cosa buena de tener tu propio espacio de trabajo es que nadie va a interrumpirte (las notificaciones de email o de tu teléfono es un tema aparte qué puedes controlar fácilmente). Es obligatorio establecer los límites físicos de dónde termina tu casa y empieza el espacio laboral.
Tengo la fortuna de tener un estudio exclusivamente para mi trabajo. Lo que en un principio era un trastero de apenas 6m2, lo convertí en un estudio tras un arreglo, una buena mano de pintura y algo de decoración. Sí, podrías decir que el espacio es pequeño pero siendo un lugar que solo uso para trabajar, no necesito nada más.
Muchas personas recomiendan tener una planta verde en el escritorio. Parece ser que mejoran la concentración y reducen los niveles de estrés al desintoxicar el aire de la habitación. Personalmente tengo algunas por el suelo o en la estantería por darle un toque orgánico y natural al estudio.
3. Compórtate como si tuvieras que salir al trabajo
Al principio de esta aventura solía levantarme, preparar el desayuno y ponerme delante del ordenador a desayunar mientras comenzaba a repasar las tareas del día. Cuando me daba cuenta era mediodía, seguía en pijama y estaba viendo un tutorial en youtube sobre algo que no me interesaba. ERROR! Esto no es saludable ni para tu mente ni tu cuerpo.
Tómate el trabajo en casa como si fuera cualquier otro. Levántate, pégate una ducha y vístete como si fueras a salir a la calle. Parece una tontería pero esta pequeña rutina hace un click en tu cerebro para cambiar el chip. Lo mismo puedes hacer cuando termines tu jornada laboral. Eso sí, si te sientes mejor y más creativo en pijama, ¡trabaja en pijama!.
De hecho cada vez más investigadores están de acuerdo sobre la innegable influencia que ejerce la ropa sobre los procesos psicológicos de quien la lleva puesta.
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4. Toma descansos y muévete
Aunque parezca mentira y pensemos que debamos estar la jornada de trabajo pegados a la silla de trabajo, esto no nos hará ser más productos, todo lo contrario. Haz pausas para beber agua o prepararte un té. Caminar un poco y estirar el cuerpo.
Varias investigaciones han demostrado que los trabajadores más productivos se concentran durante 52 minutos para luego desconectar durante 17 minutos. Estos períodos de descanso ayudan a que la mente se refresque y desconecte lo suficiente para volver más preparada y abierta a afrontar las tareas desde otros ángulos.
5. Respeta los tiempos
Suelo programar mis semanas los domingos por la tarde. Lo hago dividiendo el trabajo que tengo pendiente en bloques de tiempo a lo largo de la semana y, a su vez, a lo largo de cada día.
Dependiendo de la concentración que necesite cada tarea, la situaré a primeras horas del día o a últimas. Así cuando tenga que hacer el estudio de mercado para el diseño de una identidad corporativa o meterme a tocar código de una web, colocaré estas tareas bien temprano. Si tengo que diseñar un cartel pues vendrán en bloques de horas posteriores. Por último, ya sea programar las redes sociales o redactar emails lo dejaré para última hora.
Además del tema de trabajo, me gusta también programar las actividades de ocio, familiares o formaciones a las que asisto. Es tan importante trabajar como saber cuando parar. Ya que eres el dueño de tu tiempo ¡aprovéchalo y rompe las reglas! Puedes re-programar tu semana en cualquier momento ?
Y tú ¿trabajas desde casa también? ¿Cuáles son sus estrategias para mantener su productividad y no despirtarte? ¡Compártelas en los comentarios!