La pandemia ha supuesto que a muchas personas les cueste —más de la cuenta— separar la vida laboral de la personal. Videollamadas desde la mesa del desayuno, horas de teletrabajo mientras se hacen otras tareas de la casa, o tardes de concentración en la cocina.
El horario laboral de 09.00 a 18.00 horas está desapareciendo progresivamente en aquellos empleos que se desempeñan más en oficinas y que pueden realizarse desde casa. El motivo, según un estudio realizado por Microsoft, es que en la era del trabajo a remoto, los horarios son más flexibles.
Según ha podido comprobar la compañía, los nuevos hábitos laborales están potenciando la productividad en otros momentos del día, específicamente entre las 20.00 y las 23.00 horas.
Esto se debe a que, antes de la pandemia, los empleados que hacían trabajo de oficina tenían dos picos de productividad en su jornada laboral: antes y después de comer. Pero cuando el coronavirus llegó a nuestras vivas y el horario laboral se flexibilizó, surgió un tercer pico en las horas previas a la cena y a acostarse.
«Al tener a los niños en casa y no tener descansos para comer o hacer ejercicio, vemos que una de las formas de afrontarlo es tomarse un descanso, cenar y luego dedicar tiempo por la noche a hacer cosas», explica Mary Czerwinski, directora de investigación, comprensión y empatía humanas, en Microsoft Research.
Según explica, los padres que atienden a sus hijos por la tarde compensan ese tiempo trabajando por la noche. Otros, en cambio, optimizan la nueva flexibilidad del trabajo desde cualquier lugar variando sus horarios. «Algunos simplemente necesitan un respiro extra por la noche, lejos de las llamadas de teléfono y de los negocios, para concentrarse realmente», sostiene Czerwinski.
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Sin embargo, según detalla la directora de investigación de Microsft, el tercer pico es «diferente de los otros dos» porque plantea una pregunta pregunta: «¿Se trata de flexibilidad o de que el trabajo invada las horas personales de alguien? Pues depende de cómo se mire».
Los límites entre las horas de oficina y todo lo demás se han hecho más finos durante estos dos últimos años. Según datos de Microsoft, el usuario medio de Teams envía ahora un 42% más de mensajes por persona fuera del horario de trabajo.
Los investigadores siguen estudiando los datos, y aún no está claro cuál es la causa exacta del aumento de este pico de trabajo. Aunque según apunta Czerwinski, podría ser simplemente que hay personas —aproximadamente un 30%— a las que no les gusta ceñirse a horarios y que buscan mayor flexibilidad.
«Ahora, con el triple pico, la gente tiene la posibilidad de hacer lo que necesita en el momento y seguir teniendo tiempo para trabajar más tarde. Eso es muy importante para reducir los niveles de estrés«, afirma Czerwinski.
La vida después del horario tradicional
Aunque muchos solo ven las ventajas de los horarios flexibles, también hay inconvenientes. Algunos disfrutan de la posibilidad de hacer ejercicio a media tarde entre reuniones y compensar ese tiempo trabajando después de la cena, mientras que otros lamentan la pérdida de una jornada laboral definida de 09.00 a 18.00 horas y la sensación de libertad que antes tenían al salir de la oficina.
«El tercer pico debe ser una opción disponible para las personas que lo necesiten, pero el reto de cara al futuro es: ‘¿Cómo podemos asegurarnos de que la gente no trabaje las 24 horas del día? «, se pregunta Czerwinski.
«Si la gente está trabajando en los tres picos, eso es una receta para el agotamiento temprano. Los descansos son esenciales para la productividad y el bienestar, y la investigación lo respalda», añade.
Trabajar hasta tarde no es algo nuevo. La expresión inglesa burning the midnight oil se remonta a 1635 como una reformulación de elucubrate, que significa trabajar al lado de una vela. Los trabajadores autónomos de todo tipo —consultores, académicos, escritores, programadores— llevan mucho tiempo fijando sus propios horarios según sus preferencias personales y su carga de trabajo.
Lo que es diferente ahora es la mezcla de responsabilidades en casa y en la oficina en casi todos los sectores. «Más que nunca, la gente está asumiendo tareas diurnas adicionales que antes no tenía, ya sea el cuidado de los niños y la ayuda en la escolarización o el cuidado de otro miembro de la familia», dice Gloria Mark, profesora del Departamento de Informática de la Universidad de California.
«Esta es una nueva pieza del rompecabezas que está empujando a mucha gente a trabajar más tarde», subraya Mark, que añade otra dificultad más: reunir a equipos que trabajan en diferentes zonas horarias.
Aunque para esto, Microsoft propone una solución que se basa en evitar las reuniones a horas «poco convencionales» y utilizar formas de comunicación más asíncronas, como en un chat de Teams.
Una de las claves para mitigar la mentalidad de estar siempre conectado es que los directivos trabajen con los equipos en normas explícitas. Además, es esencial comprobar con las personas que pueden sentir que necesitan trabajar las 24 horas del día para mantener el ritmo. Los distintos trabajadores tienen necesidades y retos diferentes, muchos de los cuales pasan desapercibidos.
«Los trabajadores no son islas», dice Czerwinski. «Ahora mismo no puedes dar por sentado que todos los miembros de tu equipo van a estar disponibles durante el horario de 9.00 a 18.00 horas, o que otros querrán colaborar cuando estés trabajando fuera del horario habitual».
Existen otras opciones que pasan por los horarios cerrados —actualmente en Outlook y próximamente en Microsoft Teams—, que permiten a los usuarios organizar que los mensajes fuera de horario lleguen a las bandejas de entrada sólo cuando se reanude el horario laboral.
«Estas pausas reducen el estrés tanto para el remitente como para el destinatario. La gente suele enviar correos electrónicos a horas intempestivas porque no quiere perder la idea y quiere que se capte, pero no necesariamente tiene que llegar al destinatario de inmediato», explican desde Microsoft.
La atención ahora no se centra tanto en cuándo trabaja la gente, ni siquiera en dónde, sino en cómo se puede trabajar mejor. «Cada persona de un equipo tiene un contexto diferente en el que intenta ser productiva», dice Czerwinski.
«Hay que darles a todos espacio para que lo hagan en sus condiciones. Algunos pueden tener bebés, otros adolescentes, otros pueden no tener hijos, pero trabajan mejor por la noche. Algunos están en otra zona horaria y son asíncronos. La clave es que todos pueden ser productivos, pero tienen que hacerlo de una manera y a una hora que sea personalizada», ha añadido.