Poner fin a tu día de trabajo puede ser mucho más placentero de lo que imaginas. Estas claves te ayudarán a cerrar el día de la mejor manera posible.
Terminar tu trabajo diario no es simplemente finalizar aquello que puedas y salir a disfrutar de tu descanso. Aunque solo se trate de un día, constituye un ciclo y por eso es importante cerrarlo. Además, no solo eso: también es recomendable dejar preparado lo que necesites para el día siguiente.
Lo usual es que solo te fijes en la hora, y una vez que el reloj la marque, dejes de hacer lo que estás haciendo. La cuestión es que pierdes la oportunidad de terminar tu trabajo diario con mayor motivación y orden mental.
Es posible que también termines tu trabajo diario con un lío o problema que al día siguiente te cueste retomar porque tienes que recuperar algunos razonamientos que ya habías avanzado en el día anterior. Lo mejor es cerrar a cada jornada. Las siguientes acciones son propicias para conseguirlo.
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“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.
-Charles Reade-
1. Planificar las actividades del día siguiente y fijarse un objetivo general
El mejor momento para planificar las actividades del día siguiente es después de terminar tu trabajo diario. Es una manera de establecer una línea de continuidad entre lo que hiciste hoy y lo que debes hacer mañana. Te da orden mental y te prepara para la nueva jornada.
Las actividades para realizar al siguiente día deben priorizarse y dejarse anotadas. Así mismo, tras hacer esto es muy recomendable que te plantees un objetivo general para la siguiente jornada. Esto te ayuda a enfocar tus esfuerzos hacia el lugar correcto.
2. Evaluar si el objetivo del día se logró
Como el día anterior ya te habías planteado un objetivo general, conviene que al finalizar la jornada evalúes si lo conseguiste. Esto te ayuda principalmente en dos sentidos. El primero es identificar los avances en tu labor y los posibles obstáculos que te impiden avanzar.
En segundo lugar, verificar que cumpliste con aquello que te habías propuesto, te hará sentir mejor contigo mismo y más motivado para trabajar. Avanzar con base en objetivos es una muy buena manera de mantener un estado de ánimo positivo y mayor control sobre las actividades que realizas.
3. Saborear lo logrado en el día
Esta es una actividad que es mejor no omitir. Se trata de un acto de autocuidado y de reconocimiento que mereces. No es necesario que hayas conseguido un galardón para que todos los días te felicites por lo que conseguiste. El solo hecho de terminar la jornada es suficiente motivo para darte una palmadita en el hombro.
Si el día fue difícil, también debes reconocerte el haber soportado esa dificultad. Y si la jornada resultó muy provechosa, con mayor razón.
Saborea tus logros, por pequeños que sean. Esta no solo es una manera de mantener tu motivación en alto, sino que también te ayuda a disipar el estrés del día y a prepararte de la mejor manera para el descanso.
4. Recoger y limpiar la zona de trabajo
Organizar el sitio en el que trabajas es otra de las cosas que es recomendable hacer al terminar tu trabajo diario. Lo primero es recoger aquello que utilizaste, ponerlo todo en el sitio que le corresponde y dejar despejado el lugar para que lo encuentres en orden al día siguiente.
También es un momento propicio para limpiar bien aquello que lo necesite, tirar lo que consideres que debe eliminarse y dejar tu lugar de la mejor manera. Esta es una actividad sencilla que, de todos modos, te ayuda a hacer el cierre psicológico con la jornada que ya terminó.
5. Ponerte en “modo descanso”
La importancia de hacer un cierre en la jornada reside en que este te ayuda a dejar atrás las preocupaciones del trabajo. Estas las asumes mientras planificas y evalúas. Tras esto, debes hacer la transición paso a paso hacia el descanso.
Pareciera que es fácil, pero no siempre lo es tanto. A veces el trabajo absorbe demasiada atención y si no haces un cierre, es posible que termines tu jornada y sigas dándole vueltas a lo que dejaste atrás. Ahora es momento de ponerte en “modo descanso” y de olvidarte de tu labor hasta mañana.
Comenzar la jornada y terminar tu trabajo diario son dos momentos importantes, a los que se les debe dar la relevancia que les corresponde. No somos máquinas y por eso necesitamos pasar del descanso al trabajo, y del trabajo al descanso, de una manera gradual y con la mente en orden.