Estrategia Personal. Todo está conectado

Imagínate que en una empresa sólo hubiese uno o dos departamentos. Piensa en una organización en la que, por ejemplo, únicamente se preocupasen del Marketing o de las Finanzas. Absurdo ¿verdad? Seguramente no durarían demasiado.

Sin embargo, algo que nos parece tan equivocado para un negocio, suele ser asumido con normalidad si eso mismo lo aplicamos a los profesionales. Para mucha gente parece que basta con acaparar un título tras otro (conocimientos), o estar todo el día en dospuntocerolandia, o vestir de un modo determinado, o mejorar su autoestima, o… para salir adelante.

Suelo utilizar la metáfora del organigrama empresarial para explicar mi modelo de Estrategia Personal. Y lo que trato de explicar es que, si aplicamos el tópico del YO S.L. a los profesionales que queremos vender nuestro trabajo, deberemos manejar diferentes palancas igual que haría un director general o un comité de dirección.

Si no pensamos en nuestra profesión como en nuestra empresa, nuestro trabajo como nuestro producto y el impacto que generamos como nuestra Marca Personal de un modo completo y con muchas piezas conectadas, la gestión de la Estrategia Personal no generará resultados.


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Para un martillo todo son clavos

Es muy habitual, y lógico por otra parte, que cuando alguien domina un tema, se enfoque en aquello en lo que se ha especializado. El problema surge cuando se confunde la parte por el todo. Cuando no se distingue táctica de estrategia, cuando alguien se empeña en reducir un problema complejo a una única variable.

Por ejemplo, hay profesionales del mundo del coaching que se suben al carro de la Marca Personal y que se centran en la parte de autoconocimiento (Persona) o en la superación de creencias limitantes. Y eso es importante, pero no lo es todo. Es como si en una empresa sólo existiese el departamento de R2H2.

O puede ocurrir que alguien de Marketing Digital quiera trabajar la Estrategia Personal propia o de sus clientes y se limite a hablar de Redes Sociales, seguidores, fans, plataformas digitales o SEO. Y eso forma parte de la estrategia, pero no lo es todo.

Y así con todo, con expertos en imagen, con especialistas en gestión del tiempo, con gurús de las finanzas o con asesores de perfiles de LinkedIn.

Está bien que cada uno domine su tema en la Estrategia Personal igual que hay responsables de departamento en una empresa, pero en este caso, y como decía Tom Peters en su mítico artículo, debemos pensar como Directores Generales de nuestro YO S.L. y eso implica tener una visión general… valga la redundancia.

Debes ser especialista, pero con una base generalista

Suelo ser muy insistente en que, para que nos valoren y los posicionen de una forma sólida, es importante, yo diría que imprescindible, que nos asocien con una especialidad concreta. Pero debemos tener una visión global de nuestro proyecto profesional.

De nada me sirve que seas una eminencia en tu campo si no eres capaz de monetizarlo, promocionarlo o venderlo. Dará gusto verte si tu aspecto es el de alguien “importante”, pero puedes quedarte en pura cáscara si no hay nada detrás. O puede que tengas claro lo que quieres, lo que ofreces y lo que te hace valioso, pero que todo eso acabe cogiendo polvo si no tienes la autoestima, la confianza en ti mismo o la motivación adecuada para salir a comerte el mundo.

Como ves, esto va de aprender a cocinar con unos cuantos ingredientes, porque no puedes estar comiendo salchichas calentadas en un microondas indefinidamente.

Habrá temas que te interesen más y otros que te aburran soberanamente o, incluso, que detestes, pero no puedes quedarte sólo con lo que te gusta. Y aunque subcontrates o delegues aquello que menos te atrae, deberás seguir teniendo un conocimiento mínimo de lo que vas a traspasar a otros.

Todo está conectado

Una de las cosas más interesantes, y quizás también más difíciles, es manejar todos los elementos de la Estrategia Personal como piezas conectadas. Debemos pensar en nuestro proyecto profesional (y también personal o vital) como un ecosistema en el que todo está relacionado. Igual que un problema con una muela puede afectar a tu corazón.

Por ejemplo, supongamos que no te atreves a dar a conocer lo que haces porque consideras que no tiene un nivel suficiente, porque crees que es una tontería, porque piensas que no va servir a nadie, o por cualquier otra razón “mental”. Pero un día decides hablar de ello en una conversación en un evento de networking, dar una charla a un grupo de jóvenes o escribir un blog sobre ello. Y resulta que algunos de los que te leen o escuchan, te dicen que les has ayudado mucho, que han visto que no están solos o que les has dado las pistas que les faltaban para hacer algo que llevaban tiempo retrasando. Lo que sucede es que la PROMOCIÓN de tus ideas va a influir en tu PERSONALIDAD.

Y así ocurre con todo el modelo. Un cambio en una de las palancas va a obligarte a mover todas las demás. Otro ejemplo sencillo. Por ejemplo si un día, por lo que sea, cambia tu PROPÓSITO vital o profesional eso va a tener un efecto en quienes te rodean, lo que yo llamo PÚBLICO y viceversa.

Lo importante es que tengas una visión global de tu vida y tu trabajo y, aunque domines, disfrutes o lleves años trabajando en un tema concreto, no descuides el resto de los factores. Todo está conectado.

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