Si me sigues desde hace tiempo, sabes que tengo tendencia a ser bastante escéptico con cualquier novedad de esas «que van a cambiar el mundo». Desgraciadamente, en dospuntocerolandia, cada semana aparece alguna innovación disruptiva que, poco después, queda en nada.
¿Dónde quedó el Metaverso? ¿Qué está pasando con las Criptomonedas? ¿Conoces a alguien que tenga las Apple Visión Pro? ¿Te acuerdas el Clubhouse? ¿Ha acabado ya Threads con X?
Entiendo que los más jóvenes (y no tan jóvenes) tienen ganas de ser los primeros en algo. Por eso muchas veces estamos pendientes de subirnos al carro de cualquier novedad, tendencia o moda. Pero ese adanismo puede ser muy peligroso porque es raro reinventar la pólvora.
Así que, cuando la experiencia y la vida te dice que hay cosas que no encajan en algunas de estas innovaciones y lo comentas, te conviertes en un retrógrado, un «boomer» o un Ludita. Pero creo que todos aquellos que consideramos que hay algo que no pinta tan bien como lo venden, hay que decirlo.
Está claro que en algún momento te puedes equivocar, pero si quieres que tomen en serio tus opiniones, debes mojarte y, con un poco de suerte, acertar. Si el balance es positivo en aciertos, tu prestigio aumentará.
Si llevas toda la vida apuntándote a todo lo que surge y, algo peor, tratando de convencer a otros (sinceramente o por interés) de que lo hagan y no aciertas nunca, deberías dedicarte a otra cosa.
La IA es una lavadora
De todo lo que ha surgido en los últimos años, casi lo único que me ha parecido que tiene futuro es la Inteligencia Artificial.
No voy a entrar en los peligros de la IA ni en todas las cuestiones colaterales del tema como la ética, la manipulación o el sesgo de los algoritmos. Pero sí quiero comentar brevemente lo que está implicando para mi esta tecnología, aunque llevo poco tiempo utilizándola.
Suelo decir que el aparato que más ha cambiado la vida de la gente no es el ordenador o la televisión, sino la lavadora. El tiempo y el esfuerzo que ha ahorrado ese aparato posiblemente ha tenido más relevancia que muchos otros electrodomésticos. Con la IA pasa lo mismo.
Creo que, una vez que pase la novedad de la creación de imágenes «curiosas» o la generación de contenidos mediante «prompts» que «huelen» demasiado a IA, mucha gente aparcará la herramienta. Pero para quienes lo usemos como extensión de nuestra cabeza y no como un sustituto, va a tener mucho desarrollo.
Delegar en la IA
Tengo dos peculiaridades que me complican las cosas.
La primera es que me gusta hacerlo yo todo. Me cuesta delegar, contratar o pedir alguien que haga algo que puedo hacer yo. Quizás es por una tendencia al control o simplemente porque me gusta aprender de todo. Lo cierto es que eso se puede convertir en un problema porque muchas cosas se me «hacen bola» y me hacen perder tiempo y energía.
Aunque todavía creo que tanto ChatGPT como Gemini tienen mucho que mejorar en cuanto a la forma de interactuar con ellas, cuando le coges el tranquillo, te dan casi lo que quieres y eso facilita la delegación con control. Siento que tengo un ayudante que me da respuestas tan buenas o malas como lo buenas o malas sean mis ideas.
La IA es una extensión de ti
Mi segunda característica es la enorme pereza que me causa escribir (este post incluido). Lo he dicho muchas veces. Con lo de escribir me refiero a la parte más mecánica, a algo tan sencillo como teclear palabras (si ya sé que se puede dictar, pero no es lo mismo) o a revisar la gramática y la ortografía. Y eso me ha frenado bastante.
Para mi, la IA soluciona ese problema. Yo no uso la IA para que me haga el trabajo de investigación porque lo que quiero contar ya lo tengo. Sólo quiero que sea como la lavadora, que me haga el trabajo más pesado. Y la IA lo hace bastante bien, no es perfecto, pero cumple bastante con esa función. Es casi como enchufarme un USB a la cabeza y sacar mis ideas tal y como quiero.
La IA es como la batidora o una taladradora. Consigue hacer con más eficacia lo que a ti te costaría mucho. Pero no te va a decir lo que quieres hacer, eso es cosa tuya. Los objetivos los defines tú. Por eso la IA o cualquier herramienta sirve de poco sin un Propósito y un Plan.
Y ¿ahora qué?
La verdad es que la IA me ha devuelto bastante la ilusión por hacer cosas. Como te digo, aunque tengo gigas de información ordenada y clasificada que he ido acumulando durante años, esta ha estado cogiendo polvo virtual sin hacer casi nada con ello.
Ahora puedo enfocarme en lo que me interesa, en la creación de modelos, en el desarrollo de estructuras y estrategia. Lo que le dejo a la IA es que me convierta todo eso en algo tangible, en cursos, guías o contenidos de todo tipo.
A partir del próximo lunes desapareceré hasta septiembre como en años anteriores, pero este verano tengo tarea de sobra y me apetece mucho meterme a fondo. Ya llevo algunas semanas con ello, pero creo que este verano va a ser importante. Si es así, notarás un cambio importante en mis contenidos a la vuelta. Veremos.