Motivación. Empieza por lo que te duele

Una de las principales diferencias de un Profesional Libre frente a otro con «tarifa plana» o por cuenta ajena es que tenemos más libertad y opciones para modificar la intensidad del trabajo.

Es cierto que alguien que trabaja por su cuenta debe estar siempre en marcha, no puede permitirse desconectar del todo (ni siquiera en vacaciones) ni «cogerse una baja». A cambio puede ir ajustando la cantidad de actividad en función de las circunstancias.

¿Qué es lo que hace que un Profesional Libre apriete el acelerador o mantenga velocidad de crucero? Pues hay dos factores, los MOTIVOS (razones o necesidades) y las MOTIVACIONES (intereses o deseos).

El Gran MOTIVO son las facturas en el buzón

En este momento estamos viviendo en una época en la que parece que todo lo que hagamos debe ser porque nos gusta o nos apetece. Creo que hay un desfase entre la mentalidad optimista de finales del sXX y la realidad mucho más sombría de este primer cuarto del sXXI.

Seguimos viendo y leyendo muchos mensajes en redes que parecen sacados de los libros de autoayuda más rancios de los autores del siglo pasado. Transmiten ideas que pretenden convencerte de que todo está en la mente, que si no triunfas es porque tienes creencias limitantes y que basta con desear algo con fuerza para conseguirlo.

Lo que ocurre son dos cosas, entre otras.

La primera es que la mayoría de la gente (y yo me relaciono constantemente con muchas personas en mis cursos) no sabe lo que quiere. Por lo tanto es complicado establecer una MOTIVACIÓN.

La segunda es que, al menos cuando empiezas una trayectoria profesional o un proyecto de negocio, tendrás que aceptar lo que te venga, un empleo que no te gusta, un cliente que paga poco o un trabajo que no va a ser rentable. Pero lo coges porque tienes MOTIVOS.

Lo que he comprobado tanto en mis años como «cuentajenado» y el los otros como «liberado» es que, aunque no tengas claro lo que te ATRAE, hay algo que EMPUJA. Aunque no hayas identificado eso que tanto se utiliza ahora, la Pasión, sabes que hay algo tangible, facturas, obligaciones, deberes, que te hacen ponerte en marcha.

Nos movemos por una combinación de fuerzas

Creo que no actuamos sólo por una de esas fuerzas, «Push» y «Pull», Empujar o Tirar, Deber o Deseo, sino por una combinación de las dos.

Cuando hace veinte años me quedé sin empleo (como tantos otros), la mayor urgencia en cuanto se produce esa situación es sobrevivir y tirar para adelante. Esa es una fuerza muy potente si tienes un mínimo de responsabilidad, especialmente si hay otros que dependen de ti.

Y poco a poco, cuando te ves obligado a generar opciones para salir del agujero, te encuentras o directamente, encuentras, algunas posibilidades mejores que otras. Porque normalmente, si le echas un poco de imaginación, verás que, afortunadamente en esta vida, cuando se cierra un camino, se abren varios. Es ahí cuando puedes elegir, cuando gracias a un MOTIVO, una situación jodida, abres los ojos y descubres cosas que te gustan que en una situación más estable, ni te plantearías.

Como te decía antes, eso de poder estar a los mandos es una de las bondades de depender de ti mismo. Si ves que el motor se para o empieza a haber turbulencias, al tener tú el control, puedes tomar medidas para arreglarlo o mejorarlo. Si formas parte de una empresa, esas opciones son mucho más limitadas.

No esperes a tener MOTIVOS

No me canso de insistir en que no es lo mismo actuar bajo presión que cuando tienes margen de maniobra. Por eso aconsejo a mis alumnos que, si tienen un empleo, no lo dejen, aunque no les guste. Que aprendan lo que puedan, hagan contactos y, por supuesto, tengan la tranquilidad de unos ingresos recurrentes mientras los tengan y aunque sean pequeños.

También es cierto que un empleo quizás de teje un escaso margen de maniobra porque apenas te deja tiempo para otras cosas, pero ahí es donde entra la MOTIVACIÓN.

Es difícil escribir un blog, apuntarse a un curso, conocer gente nueva o compartir tus ideas si llegas a casa a las tantas y encima tienes familia. Pero en esta situación en la que no necesitas un MOTIVO, puedes aprovechar y descubrir tu MOTIVACIÓN.

Cuando tienes una cierta estabilidad (ficticia porque hoy no hay nada seguro) es el momento de probar, experimentar, poner en marcha Proyectos Paralelos que te motiven. Es tu oportunidad de jugar con tus ideas, arriesgando poco o nada, invirtiendo más tiempo que dinero y viendo si lo que te gusta, realmente lo disfrutas y si tiene algún futuro.

Muchos alumnos, especialmente los más jóvenes me dicen que no saben si lo que les interesa les gusta de verdad porque no han tenido oportunidad de probarlo. Eso me suena a excusa preInternet. Hoy no sólo tienes más fuentes que antes de las que obtener información sobre lo que crees que te atrae sino que, además, puedes utilizar la visibilidad y las herramientas digitales para crear y divulgar esas ideas. Y si no termina de encajarte, pues pasamos a lo siguiente.

Así que, vale, empieza a hacer una lista de razones o MOTIVOS y otra de deseos o MOTIVACIONES y, a partir de ahí, empieza a construir tus proyectos. Pero no esperes a que todo se tuerza para arrancar.

Andrés Perez Ortega

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